Entre China, país desde el que el coronavirus se extendió al resto del mundo, y la India, el segundo en número de casos totales (más de 11 millones) solo por detrás de Estados Unidos, hay un pequeño territorio que está resistiendo las embestidas del SARS-CoV-2: se trata de Bután.

Como aquella irreductible aldea gala ante el Imperio Romano, los casi 800.000 butaneses de un país situado en las zonas altas del Himalaya ven como el coronavirus apenas ha hecho mella en ellos, registrando 867 casos hasta la fecha y una única muerte: un hombre con problemas previos en el hígado y el riñón perdió la vida el pasado 7 de enero en la capital, Timbu. El máximo de casos lo alcanzaron el 10 de enero, con 39 contagios registrados según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Así ha conseguido Bután mitigar el impacto

La situación se convierte en proeza cuando se conoce más acerca de los medios del país asiático para combatir la situación sanitaria. Según Noreasth Now, en Bután solo hay 337 médicos para un total de cerca de 760.000 habitantes, mientras que el personal sanitario al completo apenas llega a los 3.000. Además, únicamente disponen de una máquina con la que analizar las pruebas PCR.

Uno de los pilares fundamentales para una buena y efectiva respuesta fue, sin duda la posición respecto al virus del rey del Reino de Bután, nombre oficial del territorio. "La salud y la seguridad del pueblo de Bután es de la mayor prioridad y, como tal, estamos implementando todas las medidas necesarias para salvaguardar al pueblo de Bután", fueron las palabras de Jigme Khesar Namgyel Wangchuck en su primer discurso a la nación en marzo de 2020. Incluso, llegó a decir que una muerte sería demasiado para una nación que se considera una familia.

Cuatro días después de convertirse en padre, se marchó de gira para reunirse con las autoridades locales y trabajadores en primera línea para conocer las medidas llevadas a cabo para frenar la pandemia. Así, desde el 23 de marzo se cerraron las fronteras del país y desde entonces ha habido dos cierres totales. Para compensar las pérdidas, se aplazaron los préstamos y se exoneraron intereses