Rosario Bravo, una anciana de 97 años vecina de l’Hospitalet de Llobregat, ha sido desahuciada de su vivienda en la localidad barcelonesa por un error cometido por los responsables de llevar a cabo el desalojo.

Bravo se encontraba en casa de su hijo cuando, el pasado 19 de febrero, la comisión judicial ordenó desalojar un ático en el mismo bloque de viviendas. Sin embargo, la empresa administradora del edificio se equivocó de inmueble y dirigió a los responsables de ejecutar el desahucio al sobreático donde residía la anciana.

Cuando la mujer, que llevaba 60 años viviendo en esa casa, quiso acceder a su domicilio, no pudo hacerlo debido a que tras el desalojo habían cambiado la cerradura. Finalmente, la familia pudo entrar en la casa tras reconocer la administración del edificio el error cometido, pero su indignación no hizo más que aumentar cuando vieron que la vivienda había sido vaciada.

Todos los muebles han desaparecido

La familia ha denunciado la situación en la que se encontraba la vivienda cuando pudieron acceder a ella. “Estaba todo removido y destrozado”, ha explicado a La Vanguardia la nieta de Bravo, Laura Caballero.

En la casa faltaban electrodomésticos, casi todos los muebles, el contenido de los armarios e, incluso, dinero en efectivo. Y, por desgracia para la familia, nadie se hace responsable de la desaparición de todas las cosas que faltaban. “Nosotros entendemos el error, pero quien lo haya cometido tendrá que asumir la responsabilidad que le corresponde”, ha añadido Caballero.

El acta levantado tras el desahucio expone que el edificio ya estaba vacío cuando este se produjo. “No se hallaba nadie dentro del inmueble ni tampoco bienes de clase alguna a reseñar”, manifiesta el documento, aunque poco después señala que “los bienes del interior se dan por abandonados”.

Buscan un diario con historias personales

Pero sin duda, el recuerdo que más echa de menos la familia es un diario donde Bravo llevaba años escribiendo historias personales. Tanto es así que, según cuentan, fue lo primero que buscó la mujer al entrar a su casa.

Por ello, la familia ha hecho un llamamiento para tratar de encontrar el documento. “Es un cuaderno con el nombre de mi abuela en la solapa. Nunca nos podrán pagar lo que vale ese libro”, ha lamentado Caballero.