El Etna, al rojo vivo
Se eleva a 3.350 metros de altitud y tiene 35 kilómetros de diámetro, aunque la actividad volcánica existente ha modificado su altura con el paso del tiempo.
El Etna es el volcán más activo de Europa, así como el de mayor tamaño. Situado al este de Sicilia, cada vez que entra en erupción deja impactantes imágenes. Afortunadamente, la última vez que ha sucedido, no ha habido que lamentar heridos ni ha sido necesaria ninguna evacuación.
El pasado 16 de febrero comenzó a registrar actividad y envió altas fuentes de lava, que rodaban por la ladera este de la montaña hacia el deshabitado valle de Bove, que tiene cinco kilómetros de ancho y ocho de largo. El volcán arrojó cenizas y piedras de lava que cayeron por el lado sur.
Sin duración determinada
A partir de entonces, la actividad ha continuado. Así, la lava ilumina el cielo con espectaculares tonalidades de naranja y rojo. Los vulcanólogos que trabajan en el Observatorio Etna, dirigido por el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología, desconocen cuánto tiempo durará la actividad.
El Etna se eleva a 3.350 metros de altitud y tiene 35 kilómetros de diámetro, aunque la actividad volcánica existente ha modificado su altura con el paso del tiempo. Los habitantes de la isla están acostumbrados a vivir con sus efectos: el aeropuerto de Catania a veces tiene que cerrar durante horas o días si la ceniza que está en el aire provoca que un vuelo pueda ser peligroso.
Ventajas del volcán
Pero no todo son inconvenientes. Por ejemplo, los flujos de lava han dejado tierras de cultivo muy fértiles y florecen manzanos o cítricos. Asimismo, los vinos tintos y blancos del Etna son algunos de los caldos más populares de Sicilia, al estar elaborados con uvas cultivadas en las laderas volcánicas. Igualmente, la presencia del volcán genera muchos ingresos procedentes del turismo.