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Vacas salvajes en Chernóbil

Casi 35 años después de la explosión en la central nuclear de esta ciudad ucraniana, se están avistando una manada de ganado vacuno con costumbres de animales salvajes.

Vacas salvajes Chernóbil
Reserva de Radiación y Biosfera Ecológica de Chernóbil Facebook

El 26 de abril de 1986 sucedía en Chernóbil (Ucrania) la mayor catástrofe nuclear de la historia de nuestro planeta. La central nuclear saltaba por los aires, provocando el fallecimiento de dos trabajadores durante el accidente y casi una treintena de operarios y bomberos, que lo hicieron posteriormente a causa de los efectos de la radiación. Aún así, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que hasta 4.000 personas podrían morir de cáncer por culpa de este suceso. Por su parte, otras organizaciones e investigadores calculan que podrían llegar hasta los 100.000.

Tras la explosión, los habitantes de miles de metros cuadrados alrededor de la central fueron evacuados. Poco a poco van volviendo algunos de ellos, aunque sigue habiendo restricciones en los aledaños, que se vieron muy afectados también en la tierra.

Aparición de vacas salvajes

Debido a este acontecimiento, algunos animales que habitan ahora en esa zona están adoptando algunas costumbres de vida diferentes de las de su misma especie. Es el caso de las vacas salvajes que, según la Reserva de Radiación y Biosfera Ecológica de Chernóbil, han avistado una manada de este tipo de animales que viven de forma asilvestrada en este espacio al que no pueden entrar los humanos.

En una publicación de esta institución en redes sociales señalan que "la manada es diferentes a una rural: está estructurada, tiene unidad, actúa siempre de forma coherente y cuida más de los miembros más jóvenes. Además, los terneros eligen el lugar más seguro de la manada entre un macho adulto y las vacas".

Esta afirmación llega tras un estudio de tres años, por parte de los biólogos que trabajan en la zona y que notaron cómo la actitud de las vacas se asemejaba mucho a la de los animales salvajes. "El macho dominante, que suele ser el más viejo y fuerte, mantiene a los machos jóvenes para protegerlos de depreradores y no los expulsa, salvo que le disputen el liderazgo", apuntan los expertos.

La fauna de la zona, adaptada a las bajas temperaturas y a la ausencia del hombre

Por último, se reconoce una buena adaptación al frío de los animales más jóvenes de esta manada, en una zona que está convirtiéndose un espacio rico en fauna salvaje. Allí también se avistan habitualmente ciervos, jabalíes, alces o lobos, entre otras especies. Donde no llega el hombre, el animal se abre camino.