84.287 nuevos positivos por coronavirus en España, 7.662 en las últimas 24 horas, alcanzando ya los 2.336.451 los contagios totales. 455 muertes notificadas en el último día, para un total de 53.769 fallecidos, y una incidencia acumulada de 689 casos por 100.000 habitantes. Estos son los datos más recientes de la situación epidemiológica en España, y la respuesta ante un posible confinamiento sigue siendo la misma: “No”.

Los expertos lo reclaman, varias comunidades autónomas lo piden al Gobierno para doblegar la curva de la tercera ola, y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, se mantiene firme en su posición cada vez que se lo preguntan. “Los datos que tenemos ahora permiten decir que de momento no es preciso el confinamiento domiciliario”, dijo recientemente en una entrevista al diario El País.

Segundos confinamientos en el resto de Europa

Mientras en España la negativa a esta medida es constante, en el resto del continente grandes potencias no han tenido problema en confinar a su país en sus casas ante el aumento de los contagios y el descontrol de la situación epidemiológica. Y no es algo reciente, hablamos incluso del mes de noviembre.

El primero de ellos fue Irlanda, que optó por confinar a sus ciudadanos al llegar a los 1.865 muertos por coronavirus, impidiendo salir de casa salvo para ir al trabajo, a la escuela o a hacer ejercicio. En Francia, Emmanuel Macron también anunció un confinamiento con restricciones similares y cierre de bares, restaurantes y comercios no indispensables.

En noviembre también se cerró por completo Inglaterra, mientras que Portugal lo hizo para unos 121 municipios, que representaban el 70% de la población, y Grecia optó por confinar a Serres y Salónica. Gales o Suiza también endurecieron sus medidas insistiendo en que no se saliera de casa.

Alemania o Países Bajos han sido los siguientes en sumarse. Aunque el país germano se resistió al principio, ha acabado por rendirse ante la evidencia, y el confinamiento estricto podría prolongarse hasta primeros de abril. Por su parte, Países Bajos ha prolongado su cierre hasta el 9 de febrero, aunque en este caso no confinó a sus ciudadanos en la primera ola y ha sido el último país en empezar la vacunación.

¿Qué dice Illa a las comunidades?

Las hospitalizaciones crecen y se teme un nuevo colapso del sistema sanitario. Mientras en Europa el endurecimiento es una tónica general, y en España son las comunidades autónomas las que solicitan el cierre domiciliario, desde el Gobierno se proponen otras soluciones.

“El estado de alarma ha funcionado porque da a las comunidades las herramientas para restringir la movilidad en sus territorios con cierres perimetrales, restricciones de movilidad nocturna y de reunión. Cada comunidad puede decidir si cierra sectores comerciales o de ocio”, explica en la entrevista mencionada.

Y añade: “Disponen ya de las herramientas legales necesarias para doblegar la curva y que, en la práctica, es lo que en otros países llaman confinamiento. Por ejemplo en Portugal. Y en Alemania sucede algo similar. Con los datos que tenemos ahora no es preciso ir más allá”.

Aunque las cifran no mejoren y vayan a más, la postura no puede ser más clara: “Lo que hay que evitar es que empeoren y ya se están tomando medidas para ello”.