La ciencia duda del toque de queda
Los científicos consideran que no hay evidencias que certifiquen que el toque de queda vaya a ser una medida efectiva contra el aumento de contagios.
El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud frenó ayer la implantación de un toque de queda a nivel nacional a expensas de que se afinen los detalles y se descubra cuál es el mecanismo jurídico más apropiado para llevarlo a cabo. Sin embargo, tanto el Ministerio de Sanidad como las comunidades autónomas, a excepción de Madrid, País Vasco, Cataluña y Galicia, se muestran partidarios de realizarlo cuando se considere oportuno.
El toque de queda implicaría la obligación de que la población permanezca en sus hogares durante un intervalo horario determinado, principalmente nocturno. Esta medida ya se ha aplicado en algunos países europeos durante la segunda ola, como en Bélgica, Italia o Francia. También se aplicó durante la primera en países como Tailandia o Kenia.
Según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) el toque de queda es efectivo. Para ello, se apoya en un estudio que compara 41 países entre enero y mayo y mide cuántas personas se contagian partiendo de un positivo. Otra de las investigaciones que utiliza muestra que, a partir de datos de 130 países, las restricciones domiciliarias no aportan especial valor añadido a otras medidas de distanciamiento social. No obstante, el resto de medidas aplicadas en un país y las características que diferencian a las poblaciones pueden suponer un factor diferencial a la hora de valorar la posible efectividad de una medida.
“Una vez que se han restringido los negocios de más riesgo, como los de la hostelería, el toque de queda no añade mucha efectividad”, asegura Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública en la Universidad Miguel Hernández de Elche.
Hernández no tiene claro que el toque de queda vaya a aportar algún beneficio extra o si su aplicación está justificada desde el punto de vista científico, ya que “es una acción que restringe mucho las libertades”. “Me pregunto si está cuantificado el efecto del incumplimiento de algunas medidas”, añade lamentando que puedan sufrir los efectos las personas que tengan motivos justificados para salir por la noche. “No sabemos si las reuniones en casa o en la calle tienen una magnitud en el aumento de contagios o si solo son impresiones”, añade.
Ocio nocturno y comportamiento juvenil
Los especialistas están de acuerdo en que esta medida trata de evitar acontecimientos como los surgidos en ciudades universitarias, como Granada, Valencia o Salamanca; donde las fiestas en colegios mayores o en pisos han producido brotes masivos que han llegado a provocar la suspensión de la docencia presencial. En Granada y Valencia ya se ha aplicado el toque de queda.
Según los datos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y del informe del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), los ciudadanos con edad comprendida entre 15 y 29 años suponen un 22% del total de los contagios. “La enfermedad se extiende entre los jóvenes, pero al final llega a los mayores, que son los más vulnerables”, explica el epidemiólogo Ignacio Rosell. Además, un 31% de los contagios se produce en el ámbito social. Es en estos datos en los que se basa la aplicación del toque de queda.
Rosell, que forma parte del equipo asesor de la Junta de Castilla y León, considera que el toque de queda es una medida que tiene un control muy sencillo, ya que únicamente basta con solicitar el permiso a las personas que circulen por la calle. Por ello, aunque reconoce que “no es una medida popular ni agradable”, piensa que puede ser eficiente para evitar que los grupos de personas se junten en espacios “no controlados”.
Horarios y aplicación geográfica
El toque de queda en Francia se aplicó desde las 21:00 horas hasta las 6:00. En España, el Ministerio de Sanidad propone las 22:00 horas como momento de inicio. Sin embargo, en Granada y en la Comunidad Valenciana se han propuesto las 23:00 y las 24:00 como horas de inicio del toque de queda. “Poner un toque de queda a las 12 de la noche no tiene mucho sentido”, manifiesta Rosell.
Por otro lado, el jefe de la Sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias, Amós García Rojas, no cree que se deba aplicar la medida en todo el país por igual. “No parece razonable que se aplique a todo el territorio. Nosotros tenemos una distancia enorme por mar y hay comunidades con tasas de contagio muy inferiores a las que tienen otras”, asegura.
“Hay zonas del país donde las reuniones de personas ocurren más que en otras”, opina Hernández. “No es lo mismo una zona rural que una ciudad universitaria. En la segunda puede que ayude, pero en la primera no aportará muchas soluciones”, concluye.