Casi una cuarta parte de trabajadores españoles se han visto afectados por un Expediente Regulador Temporal de Empleo (ERTE) a causa de la crisis económica provocada por la COVID-19. Estar sujeto al ERTE supone tener una prestación económica a pesar de no poder realizar ninguna actividad laboral. En concreto, se recibe un 70% de la base reguladora. En un principio, se estableció que después de seis meses disminuiría al 50%, pero tras prorrogar los expedientes hasta el próximo 31 de enero, se mantuvo el porcentaje inicial.

En julio, continuaban en esta situación 1,1 millones de empleados, aunque más de 83.000 personas salieron del ERTE durante septiembre, dejando el número de afectados en 728.909, lo que significa que tres de cada cuatro trabajadores que han estado incluidos en este expediente ya lo han abandonado. No obstante, siguen siendo muchos los que están sujetos a él y están comenzado a inquietarse por si la prestación que reciben afectará a su jubilación.

Misma cotización que en caso de trabajar

Normalmente, relacionamos nuestra base de cotización, una de las variables fundamentales para calcular el importe de nuestra pensión de jubilación, con el sueldo. Por eso, preocupa que, al percibir menos dinero, se cotice menos. Pero esto no es así. Los ERTE son una medida especial por la situación que vive el país y, por tanto, aunque el sueldo se disminuya, la base de cotización se mantiene.

Así, el porcentaje de cotización de los trabajadores en ERTE a la Seguridad Social en 2020 es de 6,35%, tanto para los empleados que desempeñan su trabajo con normalidad como para los que forman parte de los miles de trabajadores que se encuentran en ERTE. Esta cotización cubre contingencias comunes, contingencias de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. 

Además, los días en los que el trabajador esté en situación de ERTE computan igual que si se estuviera trabajando, por lo que no entran en el cálculo de tiempo tanto para tener acceso como para el cómputo final de la pensión de jubilación. Por tanto, una situación de ERTE, siempre que después se reanude la actividad laboral en las mismas condiciones económicas, no supondrá ningún tipo de pérdida económica de cara a la futura jubilación.