Una boda en el estado estadounidense de Maine ha causado estragos. Tres personas han fallecido a causa del coronavirus y 147 más se han infectado por el brote que se originó durante la celebración del enlace matrimonial. La ceremonia tenía todos los ingredientes para provocar un foco de contagio. De primeras, el límite estatal de reuniones sociales se ha situado en 50 personas para no facilitar la circulación del virus, pero al menos 65 invitados asistieron a la boda.

El enlace se celebró el 7 de agosto, pero menos de un mes después ya ha habido 147 personas que han dado positivo y tres fallecidos. Se da la circunstancia que ninguno de los tres muertos asistió a la boda. “Una de las cosas que hemos aprendido durante los últimos seis meses trabajando con brotes de coronavirus es que ningún brote es una isla”. Son palabras del doctor Nirav Shah, director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) del estado de Maine.

El experto, en una rueda de prensa, explicó que lo que demuestra este foco de contagio originado en una boda es lo que brotes “no son eventos aislados”. “Un brote puede provocar rápidamente varios brotes más, especialmente en un área geográfica cercana”, añadió. Y es que las infecciones se extendieron por tres ciudades distintas de Maine e incluso llegó a una cárcel a 230 millas de distancia porque un funcionario de la prisión asistió al convite, a dos residencias de mayores y una iglesia a 225 millas de distancia.

Hasta el párroco se infectó

Los contagios llegaron a esa iglesia porque el párroco que ofició la ceremonia también resultó infectado, lo que provocó que el virus se extendiera entre los feligreses y curas de esa iglesia.

Respecto a los fallecidos, sólo se ha dado a conocer públicamente el nombre de una de las fallecidas. La víctima era esposa de un veterano de la Segunda Guerra Mundial. Su mujer murió en el hospital y aunque no estuvo en la boda, el personal sanitario afirmó que contrajo la infección después de tener contacto con una persona que sí asistió al enlace.

Lo que pone de manifiesto esta boda fatídica es el peligro que supone en estas fechas la celebración de estos convites. Son eventos donde la alegría y la festividad hacen olvidar las importantes medidas de higiene y prevención establecidas para frenar la propagación y transmisión del coronavirus.