CORONAVIRUS
La fórmula de Castilla y León para frenar al coronavirus
La comunidad, tercera en número de casos positivos, ha seguido un plan para hacer frente al virus. Más rastreadores y unas estrictas medidas, la clave.
En los primeros meses de la pandemia, Castilla y León fue una de las comunidades más afectada por el coronavirus, tanto en número de contagios y de fallecidos. Meses más tarde y sin miedo a tomar medidas contundentes para las zonas más afectadas, la comunidad ha conseguido bajar la incidencia del virus, con 29 casos por cada 100.000 habitantes tomando como referencia el inicio de síntomas en los últimos 14 días. Unas cifras entre las más bajas del total de comunidades y por debajo también del global de España, con 46,06.
A finales de abril, la consejera de Sanidad, Verónica Casado, rompió a llorar tras recordar a los sanitarios fallecidos en los primeros compases de la pandemia. "No nos puede volver a pasar", aseguró. Y así está siendo. Con una mezcla de un número correcto de rastreadores, una desescalada lenta y, también, algo de suerte, han conseguido frenar la curva de contagios.
Prudencia de la gente mayor
Ignacio Rossell, secretario del Comité de Expertos que asesora a la Junta de Castilla y León, apunta a "muchos factores, y no descartaría la suerte". Entre ellos, apunta también está la prudencia en los mayores. "Están más concienciados. Además, no sale en ocio nocturno", destaca en elDiario.es.
El tipo de turismo que se hace en la comunidad también ha influido, pues "es de interior, de naturaleza, la gente no viene a encerrarse en una discoteca, aunque eso no quita que pueda haber algún brote", asegura Rosell.
Presencia de temporeros
Los brotes entre temporeros se han ido sucediendo en los últimos meses, como en los casos de Aragón y Cataluña, dos comunidades que tuvieron que decretar confinamientos perimetrales para conseguir frenar los contagios. Un problema que, de momento, no ha azotado a Castilla y León. "Habrá que verlo en septiembre, porque ese factor tiene que ver con la estacionalidad", afirma Ignacio Rosell.
Por su parte, el presidente del Colegio de Médicos de Valladolid, José Luis Almudí, apunta que "estos trabajadores pueden ser asintomáticos o presentar síntomas, porque para ellos es muy importante trabajar, porque tienen miedo de tener que estar aislados".
Los rastreadores, clave
En los meses más duros de la pandemia se instaló un hospital de campaña en Segovia que, por falta de personal, nunca llegó a usarse. Un problema que esta vez han querido evitar a toda costa con la contratación de rastreadores para seguir a los contactos de los positivos confirmados.
Según datos de la Junta, en Castilla y León hay 622 rastreadores, por lo que se acerca al número de este personal recomendado por Sanidad (uno por cada 5.000 habitantes, mientras que la comunidad tiene uno por cada 4.000).
Lenta desescalada
Llegado el momento de comenzar el proceso de desescalda, Castilla y León fue una de las comunidades más precavida. En su caso, no optaron por provincias como unidad mínima, sino por Zonas Básicas de Salud. Esta decisión, como asegura Rosell, "hizo que hubiera menos interacción y ha hecho que la gente sea más consciente de lo que se jugaba. Ha responsabilizado mucho a la gente y ha concienciado a nivel local, no se sonreía tanto al listillo que se saltaba las normas".
Sin embargo, al acabar este proceso, la Junta siguió informando de forma detallada del número de casos en cada zona sanitaria, de forma que todo vecino podía ver la evolución de la pandemia en sus alrededores.
Confinamientos localizados
En caso de detectar un brote que hiciera peligrar la salud de alguna localidad, a la Junta no le ha temblado la mano a la hora de decretar confinamientos en varias poblaciones. Así fue en los casos de Íscar y Pedrajas a principios de mes y así ha vuelto a ocurrir en Cantalejo y Carrascal del Río.
Rosell asgura que esta decisión "sirve de ejemplarizante para los responsables públicos y ciudadanos". Sobre los brotes detectados en Íscar, Pedrajas y Aranda de Duero, la consejera de Sanidad, Verónica Casado, señala que "para decir que un brote está cerrado, al menos debe haber 28 días sin casos. No podemos decir que lo tenemos cerrado, hay que seguir teniendo muchísimo cuidado".