En los inicios de la pandemia, en torno a los meses de marzo y abril, varios expertos estadounidenses quisieron predecir la actuación del coronavirus en un futuro, señalando que se trataría de una especie de gripe estacional que se marcharía en verano, antes de llegar con más fuerza en forma de ola. Dicha teoría ha cambiado.

El epidemiólogo Michael Osterholm señalaba ante Business Insider que "no hay evidencia de que haya una disminución en los casos, una depresión. El coronavirus simplemente va a seguir ardiendo, como un incendio forestal en busca de madera humana para quemar".

Osterholm fue uno de los científicos que quisieron predecir cómo sería la pandemia en otoño, y su juicio ha cambiado, tal y como señalábamos anteriormente: "Ahora vemos que no hay olas". "En abril, todavía estábamos analizando si se trataba de una pandemia en la que veríamos auténticas olas, con un gran aumento en los casos, luego un valle y luego una segunda ola más grande, como ha sucedido históricamente con otras pandemias de la gripe", apuntaba el científico estadounidense.

"Un incendio a largo plazo"

Michael Osterholm calificaba a la pandemia como un "incendio a largo plazo", estando situados, en estos momentos, en un "escenario de quema rápida con picos y valles en diferentes lugares en diferentes momentos". Además, concluía con que: "Este (virus) se comporta de manera diferente".

"Estamos al comienzo de una pandemia, cuando un nuevo virus está emergiendo en una población que no lo ha tenido antes. La falta de inmunidad de la población se convierte en un factor clave de propagación, y el clima realmente no importa mucho al principio", señalaba Rachel Baker, investigadora del Instituto Ambiental de Princeton.

Tras ello, la investigadora concluye apuntando que "es posible que el coronavirus se asiente en ese patrón estacional clásico con un pico en los meses de invierno" después de unos años, con la vacuna ya disponible.