CORONAVIRUS

Bolivia llevará a juicio a quien recomiende el dióxido de cloro para tratar el coronavirus

Lo anunció el Ministerio de Salud del país sudamericano. El producto es antiséptico pero también potencialmente tóxico para el cuerpo humano.

Coronavirus 2020

Primero fue la lejía y ahora el dióxido de cloro. El Ministerio de Salud de Bolivia ha anunciado que irá por la vía de lo penal contra cualquier persona que fomente el uso de este producto dentro de los tratamientos para combatir la COVID-19.

La decisión llega tras comenzar los trámites en el parlamento del país para aprobar una ley que potencia la producción de este químico que algunos consideran capaz de destruir al coronavirus dentro del cuerpo humano. Las autoridades sanitarias desaconsejan, sin embargo, su uso en personas.

Esto se debe a que el dióxido de cloro, un potente antiséptico utilizado para "potabilizar el agua, limpiar superficies y con una condición química gaseosa que se ha observado que puede atacar al coronavirus" en palabras de la directora del Centro de Información de Medicamentos de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, Teresa Rescala, recogidas por EFE, es potencialmente tóxico para nuestro organismo.

"Le puede hacer a cualquier célula" lo que hace con el coronavirus, asegura Rescala, que pide no confundir lo que puede hacer el producto in vitro o en el laboratorio con lo que puede hacer in vivo, con una persona. Rescala apoya sus recomendaciones en estudios que demuestran la capacidad del dióxido de cloro para, una vez dentro del cuerpo humano, destruir tejidos gastrorrespiratorios y gastrointestinales y causar daños hepáticos o renales. "No existe ningún estudio clínico, no puede haber, porque no es un medicamento, que demuestre la capacidad clínica o terapéutica que pueda tener", asevera.

Caso omiso

Aún así, figuras bolivianas del mundo de los deportes, el espectáculo o la política están haciendo caso omiso de las advertencias del Ministerio de Salud y alentando la utilización del dióxido de cloro. También farmaceúticos como Federico Anze, propietario de una farmacia en Cochabamba que asegura haberlo probado él mismo y defiende en EFE que ayuda a mejorar a los enfermos pese a no ser un fármaco ni una vacuna. Rescala atribuye a la "desesperación de la población" por el colapso de los hospitales esta tendencia a buscar curas milagrosas.