El fin del estado de alarma trajo una bocanada de aire fresco para los miles de negocios que se habían visto obligados a permanecer cerrados debido a la pandemia mundial de la COVID-19. Uno de los sectores más afectados fue el de los locales de ocio, como bares y discotecas. Algunos bares y restaurantes pudieron abrir durante la desescalada, ampliando sus aforos paulatinamente. Las discotecas tuvieron que esperar un poco más para poder abrir, eso sí, con varias restricciones, como que las pistas de baile deben permanecer cerradas.

Porque ha quedado comprobado que los lugares cerrados en los que se reúne mucha gente son lo que tienen un mayor riesgo de contagio. Solo hay que ver el brote surgido en una discoteca de Córdoba, que acumula 91 positivos.

Por eso, los aforos siguen estando reducidos en el interior de los locales con el objetivo de que se pueda mantener la distancia de seguridad y se reduzca este riesgo de contagio. Muchos establecimientos tratan de cumplir escrupulosamente todas las medidas, pero otros deciden saltarse las normas para recuperar antes las pérdidas ocasionadas por el confinamiento. Ante esto, en gran parte de España se ha intensificado la vigilancia de la vida nocturna y Sanidad se plantea incluso volver a cerrar los bares.

Estrategias para evitar cierres

Hace unos días, la Policía desalojó dos bares en Gijón debido a las denuncias de los ciudadanos, que vieron por redes sociales cómo se incumplían las normas de aforo, uso de la mascarilla y la distancia social.

En uno de los bares fue la grabación de los responsables del local la que alertó a los vecinos, pero la mayoría de veces son los propios clientes los que divulgan las fotografías y vídeos de los lugares a los que acuden de fiesta. Por eso, los locales han buscado estrategias con el fin de evitar esta difusión. Uno de los últimos métodos conocidos ha sido el que ha empleado una discoteca de Murcia, que, en lugar de pedir responsabilidad, repartió a sus clientes unas pegatinas para que taparan la cámara de sus teléfonos móviles. “Para poder seguir abiertos. Gracias” se puede leer en ellas.

Toni, uno de los jóvenes que acudió a la discoteca, cuenta en Espejo Público que pagó ocho euros y al entrar al local le solicitaron ponerse la pegatina. El joven afirmó quedarse extrañado con esta medida, pues dentro de la discoteca se cumplían todas las medidas de seguridad para evitar contagios. ."Nos tomaban la temperatura en la entrada y la salida, había gel y se usaba mascarilla", explicó.

Esta acción tuvo una gran repercusión en redes sociales, especialmente entre la gente que considera descabellado que las discotecas permanezcan abiertas cuando España cuenta ya con 224 brotes por todo el país.