CORONAVIRUS

El SARS-CoV-2 es 1.000 veces más infeccioso que su pariente más cercano

El coronavirus que azota al mundo es un 97% similar al RaTG13, un coronavirus que se encuentra en los murciélagos que no es tan agresivo.

murciélago coronavirus

El nuevo coronavirus, que se originó a finales de 2019 en la ciudad de Wuhan (China), es ahora la gran preocupación de la mayoría de investigadores de todo el mundo, que tratan de descubrir el origen del mismo y la forma en que éste llegó a los humanos.

A este respecto, un grupo de investigadores del Instituto Francris Crick de Londres, han determinado que el SARS-CoV-2 es consecuencia de la fusión de varios coronavirus diferentes, como se detalla en la revista Nature Structural & Molecular Biology.

Un virus similar al RaTG13

Con la ayuda de la microscopía crioelectrónica, estos investigadores han conseguido crear una imagen más detallada de las espigas del coronavirus, unas proteínas que las células usan para comunicarse e interactuar. Estas imágenes revelan que las espigas del SARS-CoV-2 son idénticas en un 97% a las que tiene el coronavirus RaTG13, un coronavirus que se encuentra en los murciélagos y que sería su pariente más cercano.

Sin embargo, ese 3% en que difieren es importante y de gran impacto en la capacidad de infección de uno y otro, puesto que el coronavirus que origina la enfermedad de la COVID-19 es más estable y es 1.000 veces más eficaz para conectarse al receptor ACE2, una proteína a través de la cual entra en nuestro organismo. Esto es, el actual coronavirus es 1.000 veces más infeccioso que el RaTG13, por lo que según los investigadores es improbable que este sea peligroso para el hombre como sí lo está siendo el SARS-CoV-2.

Descartan la creación humana del coronavirus

Pese a que el estudio no haya terminado de verificar el origen del coronavirus, lo que sí indican es que evolucionó de manera natural y no fue obra de la mano del hombre, una teoría que se ha planteado en los últimos meses.

Esta hipótesis ha sido negada en repetidas ocasiones tanto por China como por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que asegura que no hay indicios de ello. La teoría más extendida es la del surgimiento y expansión en un mercado de animales vivos de Wuhan.