No es sólo la pandemia. También las consecuencias que sufriremos cuando remita. Los daños colaterales del coronavirus llegarán en forma de una severa crisis económica y de un aumento de otros problemas de salud como consecuencia de la saturación de los sistemas sanitarios y el estrés al que ha sido sometida la mayoría de la población mundial durante el confinamiento.

En ese sentido a la ONU, de la que depende la OMS, ya le preocupa la repercusión que tendrá esta compleja situación en la salud mental del planeta. La Organización de Naciones Unidas presentó un informe recientemente que señalaba los vínculos entre la COVID-19 y el aumento de los problemas psicológicos.

Estos tendrán más incidencia en los países con crisis y guerras previas. "Debemos estar a su lado", señaló el secretario general del ente, António Guterres. El crecimiento exponencial de trastornos como la depresión y la ansiedad, que ya "constituyen algunas de las mayores causas de sufrimiento en nuestro mundo" será un problema a tener en cuenta. Entre otras cosas porque, recalcó Guterres, llevará aparejadas "mayores tasad de suicidio" si no se ataja.

La depresión, por ejemplo, ya afectaba según el informe a 264 millones de personas en todo el mundo. Se manifiesta a partir de los 14 años. El suicidio es la segunda causa de muerte a nivel mundial entre los 15 y los 29 años.

Si a eso le unimos la incertidumbre acerca del futuro post-coronavirus, los radicales cambios en las formas de vida que se producirán y el drástico descenso en la capacidad de las familias de salir adelante por sí mismas, el cóctel es explosivo y el caldo de cultivo perfecto para alimentar otras lacras como la adicción a las drogas o al juego. En ese sentido, el documento cifra en un 20% el aumento del consumo de alcohol de las personas entre 15 y 49 años en Canadá durante la pandemia.

"La gente tiene miedo de la infección, de morir y de perder a sus familiares (...) Al mismo tiempo un gran número de personas han perdido o corren el riesgo de perder sus medios de vida, han quedado socialmente aisladas y separadas de sus seres queridos y, en algunos países, han sufrido órdenes de confinamiento en el hogar que aplicaron de manera drástica", reza el informe. Esa mayor vulnerabilidad es la explicación de que el sentimiento de angustia que manifiesta la población haya aumentado un 35% entre los encuestados en China, un 60% entre los de Irán y un 45% entre los de Estados Unidos, todos territorios fuertemente castigados por el virus.

Especial atención a niños, mujeres y sanitarios

Entre los colectivos de mayor riesgo estarían las mujeres y los niños, que pueden sumar a todos esos problemas los de la violencia doméstica. Esto, en el caso de los menores, puede afectar severamente a su salud cerebral y su desarrollo. El cuadro empeora si se añade el deterioro cognitivo que puede suponer el aislamiento social y la consiguiente falta de estímulos intelectuales y actividad física.También los sanitarios sufrirán las consecuencias. En Canadá el 47% asegura necesitar atención psicológica. En China, el 50% pide apoyo para afrontar la depresión, un 45% para hacer frente a la ansiedad, el 34% sufre insomnio...

Por todo esto Dévora Kestel, psicóloga argentina de la OMS, asegura respecto al informe que se debe "garantizar que existen las medidas de protección adecuadas" y que "nos ocupamos de la situación actual". Y debe hacerse ya, "en plena crisis", para "evitar que las cifras se conviertan en las observadas durante las emergencias pasadas".