Argentina, Honduras, Italia... Son algunos de los países en los que han desembarcado médicos cubanos para ayudar en la lucha contra el coronavirus. Un ejército de batas blancas que ya se ha desplegado en otros lugares del mundo cuando se ha necesitado su asistencia en guerras o crisis sanitarias.
Y es que el país caribeño apostó decisivamente por la formación sanitaria desde la instauración del régimen comunista impulsado por Fidel Castro a principios de los 60. Hay 9 médicos por cada 1.000 habitantes en datos de 2019 (en España, por ejemplo, había 3,9 el año pasado y en Alemania la tasa era de 4,2 en 2016) y todos están obligados a trabajar en el sector público.
Para promocionar esta apuesta en el exterior, Cuba lleva más de 50 años organizando misiones médicas humanitarias. El programa está activo en más de 50 países, ha pasado por 164 en total (400.000 médicos han formado parte de él según el Ministerio de Relaciones Exteriores) y ha ayudado en tragedias como la epidemia del ébola entre 2014 y 2015 o la de cólera posterior al terremoto de Haití de 2010. Venezuela, con otro gobierno de corte socialista, recibe regularmente ayuda sanitaria de origen cubano.