Hace apenas nueve días, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, tomó la decisión de declarar el estado de emergencia en varias regiones del país con tal de evitar que se propague por el resto de sus regiones. Hoy, Shinzo Abe ha decidido ampliar ese estado de emergencia a toda Japón.

Lo que comenzó siendo para siete regiones, entre las que estaban Tokio y Osaka, ha terminado siendo para todo el país, tal y como ha ocurrido en casi todo el mundo para contener el coronavirus.

El estado de emergencia durará, en principio, hasta el 6 de mayo (fecha que se estableció para las siete primeras regiones afectadas). Esta medida viene con la omisión del confinamiento obligatorio, aunque las autoridades regionales recomendarán a los ciudadanos que limiten sus salidas y desplazamientos, al igual que animarán a que varias empresas cierren de forma temporal. Esto significa que no está prevista ninguna sanción para quienes violen las disposiciones.

El Gobierno había estimado 850.000 contagios según un cálculo

Esta decisión tomada por el gobierno de Abe llega después de la realización, por ellos mismos, de un cálculo que apuntaba, en el peor de los casos, 850.000 posibles contagios y la mitad de ellos muertos si no se tomaban medidas más estrictas. Se debe tener en cuenta que Japón tiene la población más longeva de todo el mundo, y el coronavirus puede ser muy peligroso para los ancianos.

El número de casos ha seguido aumentando significativamente desde finales de marzo, alcanzando, según el último informe del Ministerio de Sanidad, los 8.796 contagios, con más de 100 muertes. Ahora es cuando surgen las dudas y el miedo a que los hospitales se sobrecarguen. 

El primer ministro japonés ha señalado que posiblemente modifique los presupuestos para entregar 100.000 yenes (854,75 euros) en efectivo a todos los ciudadanos con el objetivo de paliar las consecuencias económicas que vendrán con la emergencia sanitaria, según la agencia de noticias Kyodo.