Todo hace indicar que el Ejecutivo de Pedro Sánchez tendrá que prorrogar el estado de alarma hasta finales de abril, concretamente hasta el día 26. La semana que viene está previsto un pleno en el Congreso de los Diputados en el que se votaría dicha extensión, aunque oficialmente todavía no se ha anunciado ninguna decisión puesto que la vigencia es hasta el día 11.

Por eso, y según informa El País, el Gobierno quiere evitar que la Cámara Baja se convierta en una lucha entre los diversos bandos políticos. Para obtener el respaldo del resto de partidos, Pedro Sánchez llamará durante este fin de semana al resto de los portavoces para pedirles su apoyo en estos difíciles momentos que afronta España, con más de 10.000 muertos a causa del coronavirus.

Como cuenta El País, se plantean una especie de nuevos Pactos de la Moncloa, al igual que en la Transición. El objetivo es rebajar el tono con los partidos de la oposición, principalmente VOX y PP. Pablo Casado, presidente del Partido Popular, amenazó con no apoyar los decretos contra el COVID-19 ante las "mentiras y deslealtad del Gobierno".

En su comparecencia pública del día, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, confirmó que Pedro Sánchez tomará la decisión este sábado y se lo comunicará al resto de fuerzas: "Hay prevista una reunión de Pedro Sánchez con el Comité Científico y con el Comité Técnico de Gestión. Posteriormente, llamará al resto de líderes políticos para una eventual ampliación del estado de alarma. También hablará el domingo con el resto de presidentes autonómicos". Las palabras de Illa no confirmaron cuál será el sentido de su opinión, aunque sí lo insinuaron: "Los datos demuestran la ralentización, pero la semana que viene será dura".

Confianza en un acuerdo

Pese a que el distanciamiento entre los líderes de los dos principales partidos políticos nacionales es evidente, desde La Moncloa insisten en limar asperezas e intentar conseguir una reedición de los Pactos, cuando la crisis disminuya y haya que afrontar el momento más importante y difícil, el de la reconstrucción económica del país.

Estos acuerdos, que se lograron en 1977 en un momento de mucha dificultad, con una inflación alrededor del 26%, permitieron pactar asuntos políticos y económicos para hacer frente a una situación extremadamente complicada. Pese a que un trato similar parece complicado, desde el Gobierno confían en lograrlo por el bien del país.