Resaca en la piel: vigila lo que bebes (y comes) estos días
El consumo de alcohol, los dulces y los alimentos ricos en sal producen procesos de deshidratación, glicación e inflamación que provocan que la piel aparezca más apagada e hinchada.
Dicen que cuando somos jóvenes, metabolizamos unas tres copas de alcohol en unas cinco horas. Cuando llegamos a los 40 años, esta metabolización necesita días. Durante esa fase de metabolización, nuestra piel pasa por períodos deshidratación y glicación. Y ahí empieza al problema.
En los primeros momentos, "la piel pasa por una fase de deshidratación celular y, luego, es como si se caramelizara, cristalizara, produciendo un declive de colágeno y elastina y una cascada brusca de envejecimiento", explica la doctora en medicina estética María José Burgués. Por eso, tras una noche de copas la piel está mucho más inflamada, con un tono apagado y con las líneas de expresión o incluso las arrugas mucho más marcadas.
Qué alimentos evitar estas Navidades
- Alimentos ricos en azúcares: "El azúcar es el principal responsable de la glicación, proceso por el que las moléculas de los azúcares se adhieren a las fibras de colágeno y, provocando que pierdan elasticidad. El azúcar, además, ataca también a los componentes de la membrana plástica celular, favoreciendo el envejecimiento de las células. Algunos de los alimentos que ayudan a la formación de la glicación son el arroz, los copos de maíz, el pan blanco, y los frutos desecados.
- Café: Se ha demostrado que aumenta los niveles de cortisol, la ‘hormona de la tensión’, lo que produce un incremento de la insulina, favoreciendo la inflamación celular, predisponiendo a la hipertensión y acelerando el envejecimiento.
- Alcohol: Los metabolitos del alcohol dañan la membrana plasmática, produciendo una reacción inflamatoria en las células.
- Tabaco: Cada vez fuma menos gente, pero la Navidad se presta a ser el momento de aquellos que se autodenominan como fumadores sociales. La inhalación de una calada genera en los pulmones más de un billón de radicales libres. Esto hace que se activen los glóbulos blancos de la sangre que recubren las arterias, produciéndose una respuesta inflamatoria en el corazón y el resto de órganos del cuerpo.
Dado que vas a querer cuidarte estos días, lo mejor que puedas hacer es elegir opciones más saludables, sobre todo para tu piel, y tu organismo.
Salmón salvaje: que tiene un alto contenido en DMAE, astanxantina y ácidos grasos esenciales (más del 5% de su contenido son grasas ‘buenas’), y alta proporción de Omega-3.
Aceite de oliva virgen extra: Compuesto casi en un 75% por ácido oleico (una grasa monoinsaturada encargada de hacer que disminuya la oxidación del LDL, o ‘colesterol malo’, que puede provocar un deterioro de las células), contiene altos niveles de polifenoles como el hidroxitirosol (un protector antioxidante que solo se encuentra en altas concentraciones en esta clase de aceite de oliva).
Verduras verdes: brócoli, espinacas o espárragos verdes son una magnífica opción para obtener nutrientes y antioxidantes como la vitamina C, el calcio o el magnesio, que frenan el envejecimiento. Además, las verduras de hojas verdes contienen una alta proporción de agua, aportando hidratación a la piel desde dentro.
Fresas y frutos rojos o del bosque: potentes antioxidantes con bajo contenido glicémico son claves para conseguir un rostro más joven y lleno de vitalidad. Además, ayudan a reducir la grasa corporal acumulada, que normalmente se ‘fija’ a través de alimentos con un índice glicémico superior a 50.
Lácteos naturales orgánicos, sin edulcorantes y bajos en sal: lo mejor es consumir productos ecológicos, y aún más en el caso de los lácteos que formarán parte de la dieta antiaging, que es básico que estén exentos de BGH (hormona del crecimiento bovino). Entre los dos más recomendados se encuentran el yogur natural orgánico (sin azúcar ni edulcorantes añadidos) y el kéfir.
Avena en copos: rica en fibras, grasas monoinsaturadas y proteínas, ayuda a controlar el colesterol y la presión arterial, además de mejorar el sistema digestivo, regular el azúcar en sangre y proteger el organismo contra el cáncer.
Plantas aromáticas y especias: cúrcuma, que es antiinflamatoria y neuroprotectora, y la salsa de tabasco es otra de las opciones admitidas, ya que su proceso de preparación conserva las propiedades de la capsaicina.
Té verde: es una de las bebidas clave de una dieta antiaging; contiene polifenoles de catechin, (antioxidantes que estimulan el metabolismo y frenan el envejecimiento), sino que también contribuye a impedir la absorción de las grasas perjudiciales, reduciéndola en un 30%, mientras que el aminoácido theonina mejora el estado de ánimo.
Agua mineral: la deshidratación dificulta la metabolización de las grasas y, por lo tanto, impedirá que el organismo elimine los residuos, además de fomentar el desarrollo de los compuestos inflamatorios. Incluso una deshidratación ligera provoca un descenso del 3% en el metabolismo básico, cuyos resultados se traducen en un aumento de medio kilo de grasas cada seis meses.
Cacao puro: el chocolate es bueno para frenar el envejecimiento. Es un potente antioxidante que evita el ataque de los radicales libres y, gracias a su alto contenido en magnesio, regula los niveles de azúcar, ayuda a ‘fijar’ el calcio, controla la flora intestinal y protege el sistema cardiovascular.
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