Deporte y Vida

HÁBITOS SALUDABLES

Operación bikini: ¿es posible quemar grasa de manera localizada?

Hay quienes piensan se puede eliminar la grasa de abdomen, glúteos, caderas o muslos por el mero hecho de trabajar específicamente esas zonas, pero la realidad es mucho más compleja.

0
ejercicio físico, fitness, quemar grasas, adelgazar, estado de forma, físico, salud, dieta, perder peso, actividad física, índice de masa corporal, IMC, dieta
as.com

Sin paños calientes: no es posible eliminar grasa localizada de ninguna parte del cuerpo como objetivo específico. Ni ejercicio concreto que lo logre por sí mismo. Pero tampoco es imposible. Al contrario. No existen por tanto remedios milagrosos, pero obviamente es posible lograr unos resultados óptimos en el marco de un estilo de vida saludable: de la mano del deporte y una dieta acorde al objetivo.

Básicamente, el secreto para lograr perder la grasa localizada es que no hay secreto más allá de incluir entre nuestros hábitos un poco de actividad física y adherirnos a un dieta saludable. Y constancia. Los resultados no van a llegar de un día para otro y pueden pasar semanas hasta que lleguemos a ese punto que nos hemos marcado como meta. La clave es también no desfallecer y mantener la disciplina.

Claves relacionadas con el ejercicio y la dieta

  • Hacer ejercicio es una parte fundamental de la ecuación junto con la dieta. La OMS recomienda realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física aeróbica: ni más ni menos que 30 minutos de actividad física 5 días a la semana. Un objetivo bastante asequible para la mayoría de la población.
  • Antes de iniciar cualquier tipo de actividad física, sobre todo si requiere cierta exigencia, es recomendable someterse a un reconocimiento médico que incluya un prueba de esfuerzo para analizar la capacidad funcional del corazón y los pulmones y la oxigenación de la sangre, un estudio antropométrico para conocer aspectos como el porcentaje de grasa corporal, e incluso un estudio biomecánico de la pisada que puede prevenir muchas lesiones deportivas.
  • Caminar (si es rápido, mejor) es una manera cómoda y sencilla de hacer deporte sin vernos sometidos a grandes esfuerzos. Nadar también es otro ejercicio muy recomendable, y también hay que valorar pequeños cambios que pueden marcar la diferencia: desde subir escaleras, desplazarse en bicicleta o andando al trabajo, subir pendientes, jugar con los niños (a su ritmo), cargar con la compra, hasta las labores de limpieza en el hogar. Todo suma.
  • Correr, montar en bicicleta, ir al gimnasio o hacer rutinas de entrenamiento en casa es, igualmente, recomendable, pero siempre teniendo en cuenta la carga de trabajo que puedes soportar. Lo ideal es que en todos los casos se busque la progresión, y sobre todo, elegir un tipo de ejercicio físico al que no sea complicado adherirse.
  • La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja una ingesta de 2.000 a 2.500 Kcal/día para hombres y de 1.500 a 2.000 kcal/día para las mujeres por lo que se trata básicamente de gastar más calorías de las que se consumen en el caso de que queramos adelgazar, o equilibrar ese consumo si simplemente pretendemos mantener nuestro peso.
  • Quemar grasas y quemar calorías no es lo mismo, aunque ambos conceptos están directamente relacionados. De hecho hay que tener en cuenta que quemar calorías no siempre implica quemar grasas. El primer paso para controlar el peso o adelgazar debe ser reducir la ingesta de calorías mediante una dieta adecuada para evitar la acumulación de grasa y que, cuando hagamos ejercicio, sean las reservas de grasa, es decir, el exceso de calorías, las que disminuyan.
  • La dieta mediterránea es la base sobre la que cimentar la alimentación. Muchas frutas y verduras de temporada, legumbres, frutos secos, cereales, aceite de oliva y proteínas de origen vegetal o animal no deben faltar siempre teniendo en cuenta el equilibrio calórico.
  • Es importante huir de los alimentos ultraprocesados, es decir, aquellas preparaciones industriales elaboradas a partir de sustancias derivadas de otros alimentos que incluyen largas listas de aditivos (conservantes, colorantes, edulcorantes o potenciadores del sabor), con muy poco valor nutricional, que tienen un contenido rico en grasas, azúcar o sal y aportan, como es obvio, una cantidad ingente de calorías.