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Los productos lácteos bajos en grasa no son necesariamente mejores para los niños

Una investigación de la Universidad Edith Cowan (Austalia) centrada en niños concluye que quienes consumen productos lácteos con toda la grasa no muestran un mayor riesgo de obesidad o enfermedad cardíaca.

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as.com

Una revisión sistémica liderada por la Universidad Edith Cowan (Austalia), en colaboración con la Universidad de Washington y el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, ambas instituciones de EEUU, indica que el consumo de prodcutos lácteos bajos de grasa en la infancia no es necesariamente mejor en comparación con el de los que contienen toda la grasa, los denominados enteros.

El trabajo, publicado en la revista 'Advances in Nutrition', consintió en una revisión de 29 estudios de todo el mundo que examinó el consumo de productos lácteos enteros en niños y la principal conclusión es que no existe un vínculo claro entre el consumo de productos lácteos enteros y el aumento de peso, colesterol alto o presión arterial alta en los niños. Eso si, la mayoría de los estudios analizados eran observacionales y se echó en falta ensayos de buena calidad.

"Las pautas dietéticas recomiendan que los niños consuman principalmente productos lácteos bajos en grasa para mantener un peso saludable y una buena salud cardiovascular. Pero los estudios analizados fueron consistentes al informar que los productos lácteos enteros no estaban asociados con mayores niveles de aumento de peso u obesidad", explica Therese O'Sullivan, de la Facultad de Ciencias Médicas y de la Salud de la ECU.

"Los lácteos bajos en grasa generalmente se recomiendan tanto para adultos como para niños mayores de dos años debido a su menor contenido de energía y grasa saturada. Sin embargo, los estudios sugieren que los niños que consumieron productos lácteos bajos en grasa en lugar de grasas enteras en realidad estaban reemplazando esas calorías de la grasa con otros alimentos lo que indica que son menos saciantes e invitan a consumir más de otros alimentos que pueden no ser los más idóneos", añade.

Además, según sugiere la profesora O'Sullivan, los lácteos enteros pueden desempeñar un papel importante en una dieta equilibrada para los niños en crecimiento. "Los lácteos son una buena fuente dietética de nutrientes para un desarrollo saludable, incluyendo proteínas, calcio, potasio, fósforo y varias vitaminas. Aunque las grasas que se encuentran en los lácteos enteros son en su mayoría saturadas, no parecen estar asociadas con los mismos efectos perjudiciales para la salud observados con alimentos como las carnes grasas", concluye.

Investigación española

Una visión que está en la misma línea que un trabajo a cargo de investigadores del Hospital Regional de Málaga y del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA), coordinados por la doctora Gema Rojo, que han demostrado que las personas que consumen productos lácteos de forma habitual tienen menos posibilidades de padecer diabetes e hipertensión y, por tanto, de desarrollar enfermedades asociadas. El trabajo, enmarcado dentro del estudio Di@bet.es, diseñado y promovido desde el CIBERDEM, ha sido publicado en la revista Nutrients.

Es recomendable consumir productos lácteos en el marco de una dieta saludable porque aportan proteínas de alto valor biológico, vitamina B12 y son la fuente más importante de calcio en la alimentación. Los resultados de esta investigación apuntan al efecto beneficioso del consumo de lácteos frente a la presencia de hipertensión y obesidad, lo cual podría contribuir a un mejor estado metabólico general y un menor riesgo cardiovascular”, explica Gemma Rojo.

Por su parte, Gabriel Olveira, otro de los investigadores firmantes, asegura que la ingesta de 2-4 raciones de lácteos “entra dentro de un patrón saludable de alimentación incluso sin ser desnatados, aunque deben ser preferentemente no azucarados”. “Para personas con sobrepeso, obesidad o elevación de lípidos sí se recomendaría tomarlos en su versión semidesnatada o desnatada”, añade el investigador.