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La OMS le pone nombre a la última amenaza global: no diga coronavirus, diga COVID-19

Tras más de un mes combatiendo un virus que a día de hoy ofrece más sombras que luces, la Organización Mundial de la Salud ha decidido ponerle nombre a la enfermedad que es el “enemigo público número uno”.

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Dado Ruvic REUTERS

No diga coronavirus, nuevo coronavirus o coronavirus de Wuhan: la nueva amenaza global en forma de enfermedad y el asumido por la OMS como “enemigo público número uno” se denomina desde ya COVID-19. De la reunión que congregó en Ginebra (Suiza) a cientos de expertos mundiales con el objetivo evaluar diversos medios para luchar contra la epidemia, concentrándose sobre todo en su transmisión y en los tratamientos posibles, al menos ya se ha sacado en claro un nombre para la enfermedad. Que no es poco. El virus ha pasado a denominarse oficialmente SARS-CoV-2.

"Tener un nombre es importante para evitar el uso de otros nombres que pueden ser inexactos o estigmatizantes. También nos da un formato estándar para usar en futuros brotes de coronavirus", señaló Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y es que según las directrices de la OMS, la Organización Mundial de Sanidad Animal y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el nombre del nuevo virus no puede referirse a lugares geográficos específicos, animales o personas.

La denominación de la enfermedad COVID-19 (formada con un acrónimo de la expresión inglesa "corona virus disease") ha sido consensuada por responsables de la organizaciones mencionadas anteriormente y, aunque no supone un avance sustancial, al menos ejemplifica la unidad internacional en la batalla que se libra contra el virus, cuya incidencia ya se traduce en más de un millar de fallecidos.

Murciélagos-huésped-ser humano

Del encuentro en Ginebra también parece claro cuál ha sido el origen primario de la epidemia ya que el análisis genético del SARS-CoV-2, sugiere que puede haber sido transmitido originalmente por murciélagos. "Este virus es muy similar a un coronavirus que se puede encontrar en los murciélagos", ha explicado Marie-Paule Kieny, científica de alto nivel de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A pesar de esta revelación, los investigadores no han encontrado muchos ejemplares de esta especie en el mercado de alimentos de Wuhan, que se sospecha fue el centro del brote, lo que hace muy probable que el virus se transmitiera indirectamente de los pequeños mamíferos alados a los seres humanos a través de algunas especies intermedias.

Y es aquí donde podría entrar en juego el famoso pangolín, que una investigación a cargo de científicos de la Universidad Agrícola del Sur de China (SCAU) situaba a este mamífero de piel escamosa en peligro de extinción como posible "huésped intermediario" del Covid-19. No en vano su carne, considerada un manjar, y escamas, utilizadas en la medicina tradicional y remedios caseros para tratar una variedad de dolencias como el asma, el reumatismo y la artritis, son muy apreciadas principalmente en Asia, aunque también en África.

Miedo y desconocimiento

En cualquier caso, más allá de detalles como el nuevo nombre y a pesar de los avances de diversa índole realizados en el encuentro de Ginebra, que se centran en las últimas novedades referentes a la transmisión del virus y posibles tratamientos, hay otros enemigos dificiles de doblegar y que están causando no pocos estragos a nivel mundial: el miedo y el desconocimiento.

Dos aspectos que han repercutido notablemente en la economía mundial, con decenas de ramificaciones (el Mobile World Congress de Barcelona está en el alambre), pero también ha provocado el auge de alimentados por la ignorancia. El virus y la enfermedad ya tienen un nombre, pero sigue sin explicar determinados sinsentidos.