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SALUD

Viviremos más, pero con peor calidad de vida

En los países más desarrollados aumenta la obesidad y los riesgos de diabetes mientras que en los menos desarrollados el tabaco está muy extendido.

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Un anciano ayuda a una anciana a atarse los zapatos.
viniciusemc2 Pixabay

En España la esperanza de vida es superior a los 82 años, algo compartido con numerosos países desarrollados. En el años 2030 la cifra ascenderá a 63 años en todo el mundo. Al ser una media, esto supone que muchos habitantes delas zonas ricas serán centenarios. ¿Es esto bueno? Es un avance gracias a los descubrimientos de la ciencia y las mejoras de vida, pero las condiciones individuales están empeorando.

La Asociación Americana del Corazón (Estados Unidos) ha publicado un macroanálisis de la situación de los ancianos en el mundo. Valoran de manera positiva que los accidentes cerebrovasculares y cardiovasculares han disminuido y mantienen esa tendencia. Sin embargo, hay otros aspectos que perjudican la calidad de vida de las personas que preocupan porque van en sentido contrario. "Desafortunadamente, no todos esos años son saludables ya que los efectos de las enfermedades crónicas están afectando cada vez más la calidad de vida de las personas a una edad mucho más temprana que en el pasado", alerta Robert A. Harrington, presidente de la Asociación Americana del Corazón.

La Asociación Americana del Corazón ha creado un parámetro al que llaman Expectativa de Vida Saludable. Se trata de cotejar las condiciones físicas y mentales para establecer una aproximación más fidedigna a la calidad de vida. Los expertos han confirmado que se ha mejorado en algunos aspectos a la hora de que la población trate de mantener una vida saludable pero, especialmente los jóvenes, se están descuidando factores importantes. El resumen general es que los seres humanos viven más pero con peor calidad de vida.

Ancianos en peores condiciones

Por ejemplo, la obesidad en los países desarrollados va camino de convertirse en una plaga, con los negativos efectos consecuentes. Aproximadamente el 40 % de los adultos estadounidenses y el 18,5% de los jóvenes son obesos. Las cifras aumentarán porque solo el 26 % cumple con las recomendaciones de una hora diaria de actividad física al menos moderada. "Son abismalmente bajas", advierten los expertos. Además, los riesgos de ser diabéticos han aumentado un 129,7 % entre los hombres y un 120,9 % en las mujeres en las últimas tres décadas por la falta de control.

De estos estilos de vida derivan mayores riesgo de enfermedades crónicas y letales o peores condiciones ante procesos degenerativos. O una mayor dependencia de fármacos y avances científicos para sobrevivir. El promedio de vida ascenderá pero también los tratamientos, ingresos, molestias físicas y mentales del individuo medio.

¿De quién es la culpa?

Uno de los problemas principales la falta de autoresponsabilidad. Según una encuesta de la Asocicación Americana del Corazón, el 51 % de la muestra negó que su comportamiento influyera en su salud y bienestar. Y sólo un 34 % pensaba que las condiciones que le rodean sean clave para esta calidad de vida.

En cambio, desde la asociación estadounidense se destacan algunos aspectos que han mejorado en los países desarrollados. "En general, las personas comen de manera más saludable, fuman menos cigarrillos y controlan mejor su colesterol", reconocen los autores del estudio sobre los estadounidenses. No obstante, esto no es aplicable a todo un planeta con más de 933 millones de fumadores. Según sus datos, el 80 % de los consumidores de tabaco viven fuera de los países ricos. "Creemos que todas las personas deben disfrutar de la salud y el bienestar sin importar su edad, sexo, raza o incluso el código postal en el que viven. Y sabemos que existen diferencias incluso a ese nivel, de una manzana de una ciudad a otra ", expone John Warner, expresidente de la Asociación Estadounidense del Corazón.

¿Cuáles son las propuestas de los expertos?

Las soluciones de los especialistas se basan en la mayor concienciación y las ayudas adecuadas. "Para mejorar la salud individual debemos hacer que los entornos en los que vivimos trabajemos, aprendamos y juguemos equitativamente para apoyar comportamientos saludables. También debemos ayudar a las personas a comprender mejor el impacto que tienen sus comunidades en la conducción de las opciones de salud y bienestar", señala Warner.

Los países en vías de desarrollo tienen más obstáculos. "Necesitamos tomar decisiones saludables y fáciles, hacer que la atención médica sea accesible y asequible y debemos mejorar para detener las enfermedades que se pueden prevenir antes de que comiencen", asegura Robert Harrington, presidente del Departamento de Medicina de Universidad de Stanford. El experto reclama que si las condiciones económicas son bajas poco podrán preocuparse por alimentar a una familia de manera saludable porque conseguir alimento ya será una meta. "Si un padre tiene la presión arterial alta no debería tener que preocuparse por elegir entre pagar el alquiler o comprar su medicina", reclama con otro ejemplo.

Por último, desde la Asociación Americana del Corazón recuerdan que además de personas más longevas lo importante es vivir en mejores condiciones. Es otro aspecto que debería marcarse como un estilo de vida mejor. "Esto es mucho más que solo querer que las personas vivan hasta una edad avanzada. Queremos que vivan más saludables y por más tiempo", desea Harrington.