Los médicos recomiendan la actividad física adaptada a cualquier edad porque es bueno para la salud. Quienes atienden a estas recomendaciones suelen tratar de adaptar la elección de su deporte a su edad, condición física y otros factores añadidos. Con el tiempo, lo habitual es seleccionar actividades menos agresivas por el miedo a lesiones o efectos perjudiciales. Eso hace que en bastantes ocasiones se descarten las artes marciales y deportes de combate, pero esto es una teoría infundada, como se ha comprobado por sus beneficios a cualquier edad.

La Escuela de Ciencias de la Actividad Física, el Deporte y la Salud de la Universidad de Santiago de Chile ha recogido una serie de beneficios de los deportes de contacto que se caracterizan por acciones veloces, fuertes y dinámicas. Según los expertos, ya se ha comprobado que practicar kárate, taekwondo o judo mejora el equilibrio, potencia la fuerza muscular, aumenta la densidad mineral ósea y mantiene la capacidad de cognición.

Uno de los puntos fuertes incuestionables es el del equilibrio. Sostenerse sobre una o dos piernas, lanzar patadas en movimiento o parado, moverse en función de las órdenes y reaccionar en función del contrincante ayudan a mejorar el control del balance corporal. Además, los cambios de dirección integrados en las rutinas de entrenamiento o en el desarrollo de prácticas favorecen el apuntalamiento de la orientación de los practicantes, independientemente de su edad.

Taekwondo más allá de los 40 años

La ciencia ha mirado más allá de esas concepciones obvias. Un estudio con adolescentes señaló que la mayor densidad ósea en las extremidades estaba relacionada con sus entrenamiento de wu shu (kung fu), jiu-jitsu, kárate y y judo. No obstante, los mayores de edad tampoco han dejado de beneficiarse del deporte de combate. Otro estudio que enumera la Universidad de Chile indica que en pruebas de taekwondo adaptadas para mayores de 40 años que no habían probado nunca estos deportes se repartieron beneficios para la salud cuando comenzaron a practicarlos.

Las rutinas básicas de aprendizaje ya suponen disimulados ejercicios complejos de motricidad y colocación. Es decir, que los primeros pasos sencillos ayudan a prevenir el deterioro cognitivo porque potencian los ejercicios de memoria, concentración y atención «ofreciendo una forma económica, segura y agradable de mitigar el deterioro cognitivo relacionado con la edad». Por supuesto, hay una explicación científica. Los investigadores observaron que el entrenamiento en artes marciales «aumenta el flujo de sangre a las áreas del cerebro involucradas en la función cognitiva y contribuye así a mejorar la neuroplasticidad cerebral».

Desde la Escuela de Ciencias de la Actividad Física, el Deporte y la Salud de la Universidad de Santiago de Chile apuntan que otros beneficios pueden permanecer todavía ocultos entre los practicantes de artes marciales, deportes de combate y otras actividades físicas orientales relacionadas (tai chi). Por ejemplo, además de por la estudiada mejora del equilibrio y capacidad de reacción, el desarrollo de la motricidad y el fortalecimiento de los músculos ayudaría a la prevención de caídas y los frecuentes correspondientes ingresos hospitaliarios de este segmento de la población. Los beneficios cerebrales (memoria, orientación) servirían de prevención ante las enfermedades derivadas del deterioro físico y mental. Por eso, desde la universidad chilena se invita a practicar estos deportes, de manera adaptada, a cualquier edad porque se favorecen «alternativas no farmacológicas para mejorar la calidad de vida de la población».