A la hora de pensar en estirar el cuerpo es bueno no dejarse nada, no olvidarse de ninguna zona y pensar en aquellas que, tal vez, no hayamos pensado. Y hoy nos centramos en las manos y los dedos, porque pueden ser los grandes olvidados y trabajamos constantemente con ellas.

Un ejercicio realmente sencillo y útil es ponerse perpendicular a la pared, estirar una mano y los dedos todo lo que se pueda, y apretar la pared durante varios segundos. El siguiente paso es girar la mano, para que quede ladeada, con el brazo completamente estirado, apretar la pared y girar la cabeza hacia el lado contrario.

A los pocos segundos notarás que te duelen los dedos, sí, los dedos, y que hasta el brazo puede llegar a notar que está en tensión. Es un ejercicio muy sencillo, fácil, y que debes hacer tanto si trabajas con las manos como si no, ya que se relajan, y permiten que todo el cuerpo se encuentre en un estado más cómodo, más zen casi podríamos decir.

El hecho de trabajar con la pared nos sirve como herramienta sencilla de trabajo, está en cualquier lugar al que vayamos, es fácil de encontrar, y nos permite ejercitarnos tanto las manos, los brazos, como realizar otros ejercicios diferentes.

Entre los beneficios de estirar los dedos y las manos se encuentra la recuperación muscular tras una práctica de ejercicio, fortalecer las muñecas a la vez, aportar flexibilidad al resto de músculos, además de conseguir liberar una zona que a veces olvidamos y que durante todo el día está en movimiento.