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Grasas en las comidas: elegir bien es la clave para no engordar

Si queremos adquirir hábitos saludables, no vamos a quitar las grasas de nuestra dieta sí fijarnos en la calidad y el tipo, y reducir el aporte de las grasas saturadas y trans.

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La grasa es un nutriente fundamental en la alimentación para nuestro organismo, al igual que las proteínas y los carbohidratos. Pero es verdad que aportan el doble de calorías que los otros dos nutrientes, una media de 9 kcal por cada gramo.

Por eso es importante que no consumamos los mismos gramos de grasas que de proteínas y carbohidratos pero, si queremos adquirir hábitos saludables, no los quitaremos de la dieta, sino que añadiremos las más saludables y nos fijaremos dónde están.

¿Son todas las grasas buenas?

Lucía Velilla, nutricionista de Clínicas Dorsia nos explica las diferencias claves de las grasas, los tipos que existen y cómo hacer un equilibrio en nuestra alimentación.

Grasas saturadas: "son sólidas a temperatura ambiente y las encontramos en alimentos de origen animal, como las carnes, los embutidos, etc. El consumo excesivo de estas grasas provoca niveles altos de colesterol en sangre y un aumento del colesterol malo, conocido como LDL. Esto favorecería la obesidad y es uno de los principales factores de riesgo para enfermedades de corazón. Pero si miramos bien, una pechuga de pollo aunque tenga grasas saturadas, apenas tiene 0.5 gramos", cuenta la nutricionista.

Grasas insaturadas: a diferencia de las grasas saturadas, son líquidas a temperatura ambiente, y las encontramos en los alimentos de origen vegetal: aceites, frutos secos, semillas...

Tipos de grasas insaturadas

Grasas poliinsaturadas: son esenciales en la dieta diaria porque no pueden ser sintetizadas por el organismo. Como el Omega 3, presente en las nueces y pescados azules; o el Omega 6, que se encuentra en las semillas de girasol, maíz, soja...

Grasas monoinsaturadas: presentes en nueces, aguacates, aceites vegetales… ayudan a reducir el nivel del colesterol malo (el que hemos nombrado antes con las grasas saturadas).

Grasas trans: son las más perjudiciales. "Se forman mediante un proceso químico denominado hidrogenación, se inyecta hidrógeno en algunos aceites vegetales para que se vuelvan sólidos a temperatura ambiente. Es decir, las grasas insaturadas pasan a ser saturadas por la hidrogenación. Como la bollería industrial, galletas, margarina... Se emplean por la industria alimentaria por su perdurabilidad y su potenciador de sabor y su textura", afirma la nutricionista.

"Si queremos adquirir hábitos saludables, no vamos a quitar las grasas de nuestra dieta pero sí sería ideal seguir estos consejos, fijarnos en la calidad y el tipo de grasa que consumimos, y reducir el aporte de las grasas saturadas y de las trans", añade Velilla.