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Los bosques pueden ralentizar el cambio climático (si no acabamos con ellos)

Un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona, en colaboración con la de Stanford (EEUU), concluye que árboles y plantas serán capaces de almacenar más CO2 al menos hasta finales del vigente siglo.

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Es alentador saber que no todo está perdido en lo que al cambio climático se refiere si respetamos y aprovechamos los recursos propios del plantea. Y es que un equipo internacional de investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona y la de Stanford (EEUU) concluye que hay motivos suficientes para pensar que los bosques y vegetación del plantea puedan seguir almacenando dióxido de carbono de forma generosa hasta, al menos, finales de siglo.

Eso sí, los científicos también alertan en su trabajo, publicado en la prestigiosa revista 'Nature Climate Change', que no se puede depositar la responsabilidad de combatir el cambio climático únicamente en los árboles y plantas porque pueden absorber solo una fracción del total del dióxido de carbono en la atmósfera. Además, su capacidad de hacerlo más allá de este siglo es incierta y tampoco está clara cuál será la situación dentro de 80 años porque la deforestación aumenta a pasos agigantados, especialmente en zonas vitales de bosques tropicales como el Amazonas.

"Dejar los combustibles fósiles bajo tierra es la forma más segura de limitar cotas más elevadas de calentamiento global, pero frenar la deforestación y preservar intactos nuestros bosques para que puedan crecer más es nuestra siguiente mejor solución", explica César Terrer, autor principal del estudio e investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la UAB (ICTA-UAB) y del Departamento de Ciencias de La Tierra de la Universidad de Stanford.

"Plantar árboles o restaurarlos es como ingresar dinero en el banco. El crecimiento extra de los árboles con el del dióxido de carbono es -en términos económicos- el interés que ganamos en nuestra cuenta. Tenemos que averiguar cómo de elevada será la tasa de interés sobre nuestra inversión de carbono," añade Rob Jackson, coautor del estudio y profesor en el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Stanford.

Una función vital

El dióxido de carbono -el gas de efecto invernadero dominante que calienta la Tierra- es el alimento de árboles y plantas. Combinado con nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, el dióxido de carbono ayuda a los árboles a crecer y prosperar. Pero a mayor concentración de dióxido de carbono, los árboles necesitan más suplementos de nitrógeno y fósforo para equilibrar su dieta, y precismanete la carencia de nutrientes puede ser un problema.

En su investigación, los científicos, usando métodos estadísticos, inteligencia artificial, modelos matemáticos y datos de satélite, han sintetizado los datos de anteriores trabajos para cuantificar la capacidad de los nutrientes y el clima para limitar el potencial de las plantas y árboles para absorber dióxido de carbono extra. De igual forma, también han utilizao esos datos para crear un mapa del potencial del dióxido de carbono para aumentar la cantidad y el tamaño de las plantas en el futuro.

Según sus estimaciones, los niveles de dióxido de carbono esperados hacia el final del siglo deberían aumentar la biomasa de plantas del planeta en un 12%, permitiendo a plantas y árboles almacenar más dióxido de carbono o lo que es lo mismo: el equivalente de seis años de emisiones de combustible fósil.

"La asociación simbiótica de árboles con microorganismos del suelo y hongos es de suma importancia ya que les ayudan a extraer nitrógeno y fósforo de manera más efectiva y así equilibrar en su dieta la captura extra de dióxido de carbono”, concluyen los investigadores.