No se trata de dejar de comer carne y pescado, sino de ser más conscientes de que lo que se coma sea no sólo respetuoso con el medio ambiente, sino también con la naturaleza, el proceso de producción, la huella de carbono, etc...

No hablamos de hacer una dieta estricta sino de ser más conscientes de los beneficios de otros alimentos en nuestra dieta y, de vez en cuando, dadnos un capricho de calidad. Y en esos principios es en los que se basa la dieta flexitariana. Te contamos sus características y por qué deberías tenerla en mente.

6 claves de la dieta flexitariana

Ahorro: al comer menos carne o pescado, puedes gastar más dinero en productos bio y de temporada, frescos, de KM 0...

No hay efecto rebote: porque no es una dieta al uso, es una forma de comer más saludable. Cuando se come carne es de más calidad, y lo mismo ocurre con el pescado, comiendo de manera más natural y siendo más conscientes de lo que el cuerpo consume.

Más energía: comiendo más sano, de temporada, productos frescos, absorbes más nutrientes beneficiosos para tu salud, y se nota en la energía, la piel, el descanso...

Cero culpabilidad: todo lo contrario del veganismo o los vegetarianos. Sí hay preocupación por lo que comes, por eso buscas lo mejor, pero si tienes que consumir productos de animales, no pasa nada.

Baja en grasas y poco colesterol: ya que el consumo ocasional de alimentos de origen animal permite obtener los aportes de ácidos grasos Omega 3 necesarios para el organismo, proteínas y la vitamina B12, y ser una alimentación baja en grasas saturadas y que vigila el colesterol.

Vegetal al 80 %, animal al 20 %: los flexitarianos se alimentan de frutas, verduras, legumbres y cereales, lácteos o huevos, pero no renuncian al pescado, carne o marisco de manera ocasional y en pequeñas dosis.