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CONTAMINACIÓN

Chinos y cruceros: el peligroso binomio que amenaza (aún más) el medio ambiente

Los cruceros están viviendo una época dorada gracias al auge del mercado asiático, pero la dinámica supone un riesgo para la salud de las personas y un peligro medioambiental.

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as.com

Según la Asociación Internacional de Compañías de Cruceros (CLIA), que reúne a 62 empresas del sector, este año 30 millones de personas harán un crucero. Una cifra que supone un 70 por ciento más que hace diez años y que está directamente relacionada con el auge de este fenómeno en el mercado asiático, donde los turistas chinos llevan la voz cantante.

Los cruceros están viviendo una nueva época dorada. Atrás quedan los tiempos en los que los jubilados occidentales se relajaban en las hamacas o disfrutaban de algunos espectáculos. Hoy en día, estos mastodontes se han convertido en verdaderas ciudades flotantes capaces de albergar a miles de personas y ofrecer una inagotable lista de distracciones.

Con el desarrollo del turismo en Asia hay un renovado interés por los cruceros, sobre todo, entre los más ancianos, las familias y los recién casados de luna de miel. Sin ir más lejos, el año pasado 2,4 millones de chinos se fueron de crucero, el triple que en 2014, y un número inferior al que elegirá esta opción durante 2019.

Ciudades flotantes que contaminan

Pero el impacto de este tipo de turismo sobre el medio ambiente es lo que verdaderamente preocupa. Contaminación atmosférica, vertidos de aguas usadas, de carburantes en el mar, desechos alimentarios y plásticos son alguna de las consecuencias nefastas para la salud de las personas y peligrosas para las especies marinas.

Un dato para la reflexión. Según las conclusiones de un estudio de la federación Transport & Environment publicado a principios de año, Carnival Corporation, el operador de cruceros más grande del mundo, emitió casi diez veces más dióxido de azufre (SOX) en las costas europeas de lo que emitieron los 260 millones de coches europeos en 2017.

“Los cruceros son ciudades flotantes con un alto consumo de energía generada por los combustibles más tóxicos que existen. Mientras las ciudades están prohibiendo la circulación de coches diésel para reducir la contaminación que respira su población, están dando vía libre a las navieras. Estas provocan grandes concentraciones de contaminantes con un alto riesgo para la salud de sus pasajeros y de las poblaciones más cercanas a las terminales de cruceros. Es inaceptable”, explicaba Faig Abbasov, director de políticas de transporte en Transport & Environment.

Mientras, las grandes compañías se defienden asegurando que cada generación de barcos es más eficiente que la anterior, con sistemas que filtran la mayoría de las emisiones contaminantes, incluido el óxido de azufre. Pero lo cierto es que, a pesar de que cada vez tengan menos impacto, el auge del fenómeno seguirá suponiendo una verdadera amenaza para el medio ambiente.

Otro dato. El ‘Spectrum of the Seas’, un navío de nueva generación de la compañía Royal Caribbean, fue construido a medida para el mercado asiático. Tiene 345 metros de eslora y capacidad para más de 5.600 personas, incluyendo pasajeros y tripulación. Multipliquemos por el número de cruceros y personas y quizá nos demos cuenta de que no es un turismo sostenible.