Ingerir 2 o 3 raciones de leche o derivados al día, clave durante el embarazo y la lactancia
Expertos de la Universidad CEU San Pablo ha llevado a cabo una revisión sistémica de la literatura existente para profundizar sobre los beneficios de los productos lácteos durante un periodo tan relevante.
A estas alturas no debería rebatirse la conveniencia de incluir productos lácteos como parte de una dieta equilibrada y saludable. Recientemente, Investigadores del Hospital Regional de Málaga y del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA), coordinados por la doctora Gema Rojo, han demostrado que las personas que consumen productos lácteos de forma habitual tienen menos posibilidades de padecer diabetes e hipertensión y, por tanto, de desarrollar enfermedades asociadas.
Ahora, una nueva investigación a cargo de profesores del Departamento de Ciencias Farmacéuticas y de la Salud de la Universidad CEU San Pablo ha realizado una revisión sistémica de la literaura existente hasta mayo de 2018 para determinar la incidencia del consumo de productos lácteos sobre indicadores como indicadores como el peso, la longitud del feto, la longitud del fémur fetal, la circunferencia de la cabeza, el aumento de peso gestacional, los partos prematuros, aborto espontáneo y el valor nutricional de la leche materna.
Y los resultados del trabajo, publicados en la revista 'Advances in Nutrition', indican que, si bien la falta de evidencia impide sacar conclusiones relacionadas con los partos prematuros, abortos espontáneos y efectos directos sobre indicadores en lactancia, la ingesta materna de leche durante el embarazo se asocia positivamente con el peso adecuado y la longitud infantiles, en el momento del nacimiento.
2 o 3 raciones diarias
De este modo, los datos respaldan, principalmente durante el embarazo, las recomendaciones ampliamente aceptadas y beneficios asociados de ingerir 2 o 3 raciones diarias de leche y/o derivados, especialmente en comparación con la ausencia o cantidades muy bajas de ingesta de leche en la dieta habitual.
“El embarazo y la lactancia se consideran periodos críticos en la vida de una mujer. Así, la dieta materna debe aportar energía y nutrientes suficientes para cumplir con los requisitos superiores a los habituales, así como las necesidades del nuevo ser humano en crecimiento. Entre los diferentes grupos de alimentos, la leche y los productos lácteos pueden desempeñar una función muy importante en el logro de estos objetivos, debido a su alta densidad de nutrientes y biodisponibilidad, así como su accesibilidad y consumo generalizado de la población”, aseguran los investigadores.
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