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Fascitis plantar: una lesión dolorosa cada vez más habitual (no solo en deportistas)

El aumento de la actividad física y de diversas modalidades como el running ha provocado un incremento en la incidencia de este tipo de lesión, aunque no solo afecta a quienes practican algún deporte.

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La fascitis plantar es una de las lesiones más molestas para un deportista y una de las más habituales, aunque no tiene por qué mediar actividad física para que se produzca. De hecho, según diversos estudios afecta a un 10 por ciento de la población y es una dolencia incómoda porque se trata de una inflamación del tejido conectivo que sostiene la planta del pie y, que llegado el momento, puede ser objeto de un desgarro, una rotura o una distensión, provocando en el paciente unos síntomas muy dolorosos.

Futbolistas, runners o jugadores de baloncesto, entre otros deportistas, saben muy bien lo tediosa que puede llegar a ser esta lesión porque requiere de tiempo para curarse y existe la posibilidad de que sea recurrente.

Existen diversas causas que explican su aparición, entre las que podemos destacar:

  • Sobrepeso y obesidad.
  • Pies cavos (con mucho puente).
  • Desequilibrios en la potencia de los grupos musculares de la pierna, predominando la contractura o falta de longitud de los gemelos o el sóleo.
  • Deportes de impacto, como corredores, saltadores, o que implican arrancadas súbitas, como el tenis o el pádel.
  • Introducción de actividades deportivas a las que no estamos acostumbrados, demasiado rápido o con una carga excesiva de entrada, o bien, aumento súbito de la actividad deportiva.

"La anatomía del pie es muy compleja y resulta fundamental para el correcto entendimiento de la mecánica de la marcha, la carrera y el salto; por ello es esencial conocerla para entender correctamente cómo se puede desencadenar y cómo podemos tratar esta enfermedad", asegura Jesús Cobos Morales, especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Quirónsalud San José.

El principal síntoma de la fascitis plantar es el dolor en la planta del pie, cerca del talón, siendo más intenso por las mañanas al levantarse de la cama, tras periodos de reposo habituales del día, como parar a comer, sentarse un rato a descansar, o bien dolor al final del día. Suele ser un dolor de no muy alta intensidad pero muy incómodo, que muchas veces lleva a necesitar analgésicos para poder sobrellevarlo, aunque el dolor es persistente.

Tratamiento conservador

  • Estiramientos del gemelo y del sóleo: si realizamos estiramientos correctos podremos resolver en muchos casos la contractura que la provoca, y con ello la fascitis plantar. Aunque no suele ser inmediato y también conviene estirar de forma correcta la propia fascia plantar para aliviar su tensión. La fisioterapia puede ser de gran ayuda.
  • Masaje de la fascia plantar y aplicación de hielo o frío en la planta del pie.
  • Taloneras de silicona: producen alivio rápido al mejorar la mecánica, pero a la larga pueden contracturar aún más el gemelo. Es por ello que únicamente sería recomendable usarlas cuando el dolor es muy intenso y retirarlas en cuanto los estiramientos y analgésicos logren mejoría suficiente para poder llevar a cabo sus actividades sin ellas.
  • Infiltraciones corticoanestésicas: es posible infiltrar la zona inflamada de la fascia plantar bajo control de ecografía, con el objetivo de quitar dolor con el anestésico local, y la inflamación con el corticoide. Pero puede atrofiar la grasa plantar o la propia fascia y generar su ruptura, por lo que muchos traumatólogos no las recomiendan de forma rutinaria.

Tratamiento quirúrgico (cuando no hay mejoría)

  • Alargamiento proximal del gemelo interno: para los pacientes con acortamiento de gemelo y sin acortamiento de sóleo, es la técnica de mejores resultados.
  • Alargamiento del tendón de Aquiles: para los casos poco frecuentes de acortamiento de todo el tríceps sural, es decir, gemelos y sóleo.
  • Fasciotomía parcial o total: es la sección parcial o total de la fascia plantar en su inserción en el calcáneo, de forma poco invasiva y guiada por ecografía. La realización de esta técnica está sujeta a mucha controversia, puesto que pueden generar dolor a largo plazo o ser desencadenante de pie plano del adulto a medio o largo plazo.