Tener menos luz por la mañana, a cambio de que el sol se ponga más tarde. Ese es el resumen del cambio de horario que tendrá efecto en la madrugada del sábado al domingo (30 a 31 de marzo) mediante el cual a las 2:00 am habrá que adelantar el reloj a las 3:00 am para entrar en el denominado horario de verano por lo que dormiremos una hora menos.

En medio del debate existente sobre los beneficios de eliminar el cambio de hora, que incluye aspectos como el ahorro energético, la armonización de horarios, la seguridad vial o las condiciones de trabajo, entre otros, lo cierto es que el cambio de hora afecta a nuestro organismo, que no lo termina de encajar bien, al menos durante los primeros días.

El cambio de horario, que suele coincidir también con la denominada astenia primaveral, supone una serie de alteraciones en el ritmo biológico que, aunque de carácter leve, afectan en mayor medida a niños, ancianos y personas con problemas neurológicos y se da la circunstancia de que sus efectos se hacen más evidentes ahora que cuando toca retrasar el reloj.

“El cambio horario que se produce al entrar en la primavera nos afecta más que el cambio en otoño, ya que se altera la secreción de melatonina, la hormona que regula el estado de sueño y de vigilia dependiendo del sol. Es decir, cuanta más luz exista, menos melatonina se produce, por consiguiente, esta hormona induce el sueño más tarde”, explica el doctor Carlos Egea, responsable de la Unidad de Sueño del Hospital Vithas San José de Vitoria.

¿Qué conlleva el cambio de hora?

· Los cambios que se producen en nuestro cuerpo son leves.

· Tienen un carácter transitorio. Entre una semana y 10 días, aunque depende de cada persona.

· Aumenta nuestra sensación de cansancio.

· Puede costarnos conciliar el sueño adecuadamente.

· Sufrimos somnolencia.

· El aparato digestivo también puede verse afectado por falta de apetito o hambre a deshora.

· Algunas personas sufren un aumento de dolores de cabeza.

· Estamos más irascibles y apáticos.

· Experimentamos dificultades en la concentración y atención.

· Puede provocar estrés.

¿Qué podemos hacer?

· Ajustar la hora de acostarse. Coger como rutina irse a la cama a la misma hora

· Es aconsejable adaptar el horario de comidas y cenas progresivamente al nuevo horario.

· No incluyas la siesta como solución.

· No tomar medicamentos para dormir.

· Evitar las bebidas alcohólicas y exitantes.

· Evitar la ingesta de cafés o tés a última hora del día.

· Conviene estar bien hidratados.

· No cenar de manera copiosa para evitar digestiones pesadas.

· El ejercicio físico moderado también te ayudará, pero conviene evitar hacerlo a última hora.

· Luces brillantes de móviles o portátiles en los momentos anteriores a entrar en la cama no son aconsejables.