La cirugía artroscópica podría no ser la mejor aproximación a la hora de tratar una rotura de menisco en pacientes de mediana edad y mayores con cartílago desgarrado y dolor en la rodilla según los resultados de una revisión sistémica de 10 ensayos clínicos a cargo de expertos de la Universidad de Oxford, que abogan por explorar otras opciones en función de la situación de cada paciente.

En la actualidad, la Sociedad Estadounidense de Ortopedia para la Medicina Deportiva estima cada año más de 4 millones de personas en todo el mundo se someten a una cirugía artroscópica. Esta intervención consiste en una pequeña incisión en la rodilla a través de la que se inserta una pequeña cámara llamada artroscopio para ver el interior de la articulación, localizar y diagnosticar el problema y guiar el proceso.

A lo largo de la intervención quirúrgica, los cirujanos pueden optar por extirpar todo el menisco o solo una parte y, aunque se trata de un proceso mínimamente invasivo, conlleva una serie de riesgos como consecuencia de la anestesia, que podría acarrear reacciones alérgicas o dificultades respiratorias, y de la propia intervención ya que se podría dañar la rodilla o provocar coágulos de sangre en la pierna.

La importancia de la fisioterapia

Por ello, los expertos abogan por no agotar en primer lugar la vía de la cirugía, ya que podrían lograrse mejores resultados sin recurrir al quirófano. "La cirugía no funciona para todos. En la mayoría de los casos, los pacientes deben probar primero la fisioterapia. Si esto no mejora los síntomas, la cirugía de rodilla puede ser beneficiosa, especialmente en pacientes sin osteoartritis y con síntomas específicos", explica Simon Abram el autor principal del estudio, que ha sido publicado en la revista 'British Journal of Sports Medicine'.