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4 problemas que tendrás si muerdes mal y no lo sabes

Las consecuencias negativas de una alteración en la mordida van desde caries, fracturas de coronas, caída de empastes, dolores articulares, rotura de dientes, desgastes...

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problemas de mordida
as.com

La maloclusión o problemas de mordida puede afectar negativamente a nuestra manera de masticar, dificultar el descanso nocturno, aumentar el riesgo de caries e incluso generar molestias musculares y dolores de cabeza. 

Pero, ¿qué es la mordida ideal? La mordida ideal es la que se identifica como la denominada clase I. El maxilar y la mordida han tenido un crecimiento armónico y la forma de morder es la correcta, los dientes de la arcada superior encajan perfectamente con los de la inferior.

“Los tratamientos encaminados a corregir los distintos tipos de maloclusión tienen como objetivo conseguir una mordida, por tanto, de clase I” explica la doctora Patricia Bratos, ortodoncista y cofundadora de la clínica Ferrus & Bratos.

“Aunque muchos casos de maloclusión, como la sobremordida, pueden ser corregidos mediante ortodoncia, existen otros en los que la causa es esquelética. En estas situaciones, la ortodoncia se debe combinar con una cirugía ortognática”.

Consecuencias negativas de una alteración en la mordida

-desgastes excesivos y roturas de dientes: la maloclusión genera contactos inadecuados entre los dientes y provoca sobrecargas en algunos de ellos. Esto hace que los dientes se vayan desgastando y que, incluso, los más afectados se fracturen.

-dolores articulares: una mordida inadecuada también ocasiona una tensión excesiva en la mandíbula al comer o masticar, lo que se traduce en dolores en la articulación de la boca e incluso cervicales, de cabeza y oído.

-fractura de coronas y caída de empastes: el roce o la presión producida por los dientes que no contactan adecuadamente puede provocar una menor perdurabilidad de los tratamientos dentales.

-caries y enfermedades periodontales: unos dientes apiñados que no encajan correctamente dificultan el cepillado y favorecen que los restos de comida se acumulen en los espacios interdentales. La consiguiente falta de higiene aumenta el riesgo de padecer caries y enfermedades periodontales.