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HIGIENE DEL SUEÑO

Terrores nocturnos: cómo evitar el trastorno que le quita el sueño a los padres

Se trata de una de las parasomnias, trastornos de la conducta durante el sueño asociado con episodios breves o parciales, más frecuentes, llegando a afectar al 50% de los niños durante la primera infancia.

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Los terrores nocturnos llevan de cabeza a muchos niños y por añadidura a sus padres. Se trata de una de las parasomnias, es decir, trastornos de la conducta durante el sueño asociado con episodios breves o parciales, más frecuentes ya que puede afectar al 50 por ciento de los niños a partir de 3 años. Quienes lo sufren, muchas veces causado por la fatiga y cierto estrés, a pesar de no ser muy conscientes, se despiertan de manera brusca durante el primer tercio de la noche con una sensación de intenso pavor que suele alterar a los padres.

No hay que confundirlos con las pesadillas ya que, de hecho, no son un sueño en sí mismo: son más bien una sensación de miedo que aparece de forma repentina. A diferencia de las pesadillas, que son parasomnias de la fase REM, los terrores nocturnos no provocan que el niño se despierte. Aunque parezca despierto y tenga los ojos abiertos, en realidad está dormido mientras ocurren y al día siguiente no recuerda estos episodios, a diferencia de las pesadillas que sí despiertan al pequeño, y que al día siguiente se tiene un recuerdo claro del episodio”, explica Fernando Baixauli, pediatra de los Hospitales Vithas Nisa Virgen del Consuelo y 9 de Octubre de Valencia, y Rey don Jaime de Castellón.

A pesar de que los niños se despiertan con con sudoración, aumento de la frecuencia cardíaca o aceleración de la respiración, los terrores nocturnos “se consideran benignos y autolimitados en el tiempo, y presentan una buena evolución a corto plazo ya que al igual que en las pesadillas la maduración conllevará a una disminución de los mismos”.

Cómo actuar cuando se produce un episodio

· Es recomendable esperar a que desaparezca.

· No conviene interactuar con el niño.

· Si el episodio se prolonga, se debe hablar con suavidad y con calma.

· Coger al niño por los brazos y agitarlo o gritar podría empeorar la situación.

Cómo prevenir los terrores nocturnos

· Realizar actividades tranquilas antes de irse a dormir.

· Leer, resolver rompecabezas o tomar un baño tibio es recomendable.

· Establecer un horario regular para dormir favorece la conciliación y relajación en el sueño.

· Las rutinas proporcionan al niño seguridad.

· Evitar los ruidos a la hora de dormir u otros estímulos que podrían alterar su sueño.

· Evitar que vean películas, series o cuentos de miedo antes de acostarse.

· Ofrecerles una cena ligera de fácil digestión.

· Practicar ejercicio unas horas antes de irse a la cama favorece el descanso.

· Compartir más horas de juego con ellos.

· Como estos episodios suelen producirse a la misma hora, aplicar una técnica de extinción, es decir, despertar al niño antes de que ocurra el episodio puede ser útil.

· Favorecer las situaciones de conversación en la que espontáneamente puedan explicar qué les preocupa si parecen ansiosos o estresados.

· Educarles sobre la importancia del sueño y del descanso.

Puede que no sean terrores nocturnos

Como hemos apuntado anteriormente, los episodios de terrores noctunos son benignos y limitados en el tiempo, aunque no está demás consultar con un especialista ya que, en ocasiones pueden obedecer a otras causas como el SAOS (síndrome de apnea obstructiva), síndrome de ansiedad por separación, baja autoestima o bullyng, entre otras, que pueden favorecer y perpetuar los terrores nocturnos u otro tipo de parasomnia.