Una dieta que tenga un doble fin, personal y mundial, es algo importante. No sólo por lo que implica para nuestra salud, sino por el bien común que es cuidar el medio ambiente. Y es que lo que comemos, lo que consumimos, incide directamente en el entorno.

Una demanda excesiva de carne y pescado lleva a tratar a los animales con lo que no se debe para que la población tenga siempre producto. El requerir frutas y verduras fuera de su temporada natural, hace que los sabores se vayan perdiendo en función de la inmediatez, aunque tengan menos propiedades.

Tres años de investigación

Y parece que se ha dicho basta, al menos desde la parte científica. Y es que en el mundo se consume 5 veces más carne de la que resulta sostenible. Según la ONU, no deberíamos consumir más de 20 kg de carne por persona al año. Y esas cifras se sobrepsan y mucho.

Es por eso que los últimos tres años han estado trabajando juntos un comité organizado por la revista médica The Lancet y la Fundación EA, donde 37 expertos de 16 países con experiencia en salud, nutrición, sostenibilidad ambiental, sistemas alimentarios, economía y políticas, han buscado un punto en común para salvar el planeta.

Un nuevo paradigma alimentario

La conclusión es que el modelo de consumo actual es insostenible. ¿Cómo resolverlo? El informe, que puedes consultar aquí, se centra en varios puntos, entre los que destacan el trabajo comunitario en las ciudades, con los políticos, con los granjeros, con los consumidores, con los trabadores del sector... un problema con muchas vertientes y en el que a nivel usuario podemos abordarlo desde el consumo. Y, como referente, la dieta mediterránea.

Acciones individuales a realizar

-practicando la compra local

-eligiendo productos de temporada y frescos

-reduciendo el consumo de carnes rojas

-eliminando el azúcar de nuestra alimentación

-respetando los tiempos de pesca de las diferentes especies

-duplicando el consumo de frutas, verduras, hortalizas, legumbres

-reducir en un 50 % el desperdicio y la comida que se tira

-aprovechar la electricidad para cocinar para varios días

-comprar local para reducir la huella de carbono

-no ampliar las zonas destinadas a la agricultura

-no desperdiciar el agua

Ejemplo de dieta sostenible

-pollo o pavo, hasta 400 gramos a la semana.

-huevos, uno y medio a la semana

-pescado, se podrían consumir hasta 100 gramos al día

-frutos secos, hasta 350 gramos a la semana

-legumbres, máximo de 525 gramos semanales

-azúcares añadidos, al mínimo, 30 gramos al día

-carbohidratos, a través del arroz, el maíz o el trigo, debería suponer el 60% de la ingesta calórica del día

-carne de vaca o cordero, 98 gramos a la semana, como una hamburguesa pequeña