Confeccionar un menú que tenga en cuenta gustos y sabores, y que se adapte nutricionalmente a las necesidades de cada comensal está más cerca de ser una realidad gracias a la bodega González Byass, ubicada en Jerez de la Frontera (Cádiz), que ha liderado una iniciativa donde, por primera vez en la historia, se ha aplicado la interpretación de estudios genéticos en la alta gastronomía.

Puede que nos encontremos ante la próxima tendencia en lo que al mundo de los cuatro fogones se refiere y que los estudios genéticos se conviertan en la norma a la hora de planificar nuestra dieta aunque, por el momento, se trata de una iniciativa pionera que demuestra la perfecta simbiosis entre ciencia, vino y gastronomía.

La colaboración entre la bodega, el chef Mauro Colagreco, con 2 estrellas Michelin y cuyo establecimiento (Mirazur) ocupa el tercer lugar en The World’s 50 Best Restaurants, el médico genetista argentino Dr. Jorge Dotto, ha hecho posible que tanto los ingredientes como los vinos que componen el menú de cada comensal responadan a las preferencias de gusto, aroma y otros indicadores de salud, extraídos de los datos de los test genéticos realizados por el laboratorio The Gen Company.

¿Cuál es el mecanismo?

Con una simple muestra de saliva es suficiente para analizar el ADN y determinar los perfiles individualizados de cada comensal, con información sobre su predisposición genética a percibir los aromas y gustos (dulce, ácido, amargo, salado y umami, así como otros indicadores como intolerancias, la respuesta a las grasas poli y mono-saturadas o el riesgo genético de tener deficiencias de determinadas vitaminas, entre otros.