Lamentablemente es una historia muy recurrente en Hollywood, aunque también lejos de la mayor industria cinematográfica del mundo. Estrellas infantiles y juveniles que son incapaces de lidiar con las situaciones que se les presentan día a día, poco protegidas por quienes les rodean, que exprimen a la gallina de los huevos de oro, y que distan mucho de tener la cabeza bien amueblada.

Y cuando sopla mucho viento en la azotea suelen producirse situaciones como la vivida por Amanda Bynes, que entró en una espiral autodestructiva que le ha costado años superar. Después de triunfar a finales de los años 90 en la serie Nickelodeon All That, intervenir en películas como What a Girl Wants, She's the Man o Hairspray y recibir varios premios, entró en caída libre. Lo que durante años afectó a su físico y a su salud mental.

El detonante más insospechado

El detonante fue She's the Man, cinta en la que interpretaba el papel de una chica y el de su hermano. “Literalmente no podía soportar mi apariencia en esa película y no me gustaba mi actuación. Estaba absolutamente convencida de que tenía que dejar de actuar después de verla. Había fumado mucha marihuana cuando la vi y, por alguna razón, me afectó. No sé si fue una psicosis inducida por las drogas o qué, pero me afectó mucho y cambió absolutamente mi percepción de las cosas. Entré en una depresión profunda durante 4-6 meses", asegura en las páginas de 'PAPER'.

“La mezcla de drogas arruinó mi cerebro”

"Mi consejo para cualquier persona que esté luchando contra sus adicciones es que tenga mucho cuidado, ya que las drogas realmente pueden dominar tu vida. Todo el mundo es diferente, obviamente, pero para mí, la mezcla de bebida, marihuana y otras drogas arruinó mi cerebro. Me hizo ser una persona completamente diferente. De hecho, soy una buena persona”, añade la actriz, que se alegra enormemente de haber vencido a sus demonios.

Ampliar

"Esos días de experimentar con sustancias han terminado. No lo echo de menos porque realmente me avergüenzo de cómo esas sustancias me hicieron comportarme. Cuando conseguí dejarlas, volví a la normalidad e inmediatamente me di cuenta de lo que había hecho, era como si un extraterrestre hubiera invadido literalmente mi cuerpo. Es un sentimiento muy extraño", asevera.

“No tengo miedo al futuro”

Por ello es consciente de que después de tocar fondo, solo le queda mirar al futuro con optimismo. “Llevo cuatro años sobria y desintoxicada. No tengo miedo al futuro. He pasado por lo peor, conseguí alejarme y sobreviví, así que siento que solo puedo ir hacia arriba”, explica la actriz, que reclama una segunda oportunidad a sus 32 años, ocho años después de su retirada de los focos.

“Me gustaría incorporarme de nuevo a la industria cinematográfica del mismo modoq que cuando empecé con 7 años: con entusiasmo y mucha ilusión. Me gustaría no encasillarme en determinados papeles y probar con otros perfiles diferentes a lo que estaba acostumbrada”, concluye.