Desde el año 2009 cada 17 de noviembre se conmemora, bajo el impulso de la Organización Mundial de la Salud, el Día Mundial de la Prematuridad. Los bebés prematuros, según la OMS, representan el 7% de los bebés que nacen; está comprobado que el mejor alimento para ellos es la leche materna, siendo la segunda mejor opción la leche materna donada, sobre todo en aquellos casos de menos de 32 semanas y con un peso inferior a 1.500 gramos.

Según la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 10 bebés, cerca de 15 millones de niños al año, nacen de manera prematura, y la cifra ha ido en aumento en los últimos 20 años. El 80 % de los partos que llegan antes de tiempo ocurren se dan entre la semana 32 y 37, y se considera ‘prematuro extremo’ al bebé que nace entre la semana 24 y la 28, llegando al límite de la supervivencia.

En España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2016 de cada 100 nacimientos más de 7 fueron bebés prematuros. En 2016, hubo más de 1.300 niños en esta situación según el INE.

Además de ser la primera causa de mortalidad infantil en los países occidentales y la segunda en los países en vías de desarrollo (después de la neumonía), el nacimiento prematuro conlleva un alto riesgo de discapacidad neurológica en la infancia, según afirma la doctora Miriam Martínez Biarge.

Principales problemas de los bebés prematuros

-retraso en el desarrollo motor y problemas motores considerados “menores” a partir de los dos años

-pobre coordinación y equilibrio

-problemas en la integración viso-motora

-habilidades manuales subóptimas

-disminución de la capacidad cognitiva global

-deficiencias en áreas específicas como la atención, la memoria, el lenguaje y las funciones ejecutivas

-problemas socio - emocionales y del comportamiento, incluyendo el trastorno del espectro autista

La familia, clave para el bebé prematuro

Para Alfredo García-Alix, presidente de la Fundación NeNe, es fundamental la familia y debe estar en el centro de la estrategia, “siempre está el bebé y la familia como binomio inseparable y hay medidas urgentes que tomar”. Entre ellas,

-adaptar la arquitectura de los hospitales y unidades neonatales para asegurar unidades de “puertas abiertas” donde las madres y padres puedan tener acceso libre para permanecer y participar plenamente en el cuidado de sus hijos.

-favorecer intervenciones como el contacto “piel con piel” con el recién nacido y la lactancia materna (directa de su madre o leche donada), precisa de unas condiciones espaciales que faciliten la privacidad e intimidad de las familias y la seguridad del paciente.

-las familias deben ser las protagonistas en el cuidado de su bebé y sentirse acompañadas y respaldadas en todo momento y en todas sus fases, desde la hospitalaria al alta domiciliaria o regreso a casa.

-urge una mejor formación de los profesionales sanitarios y protocolos en todos los centros hospitalarios para saber cómo actuar en beneficio del bebé prematuro