"Como superviviente de una agresión sexual por parte de alguien de la industria del entretenimiento, como mujer que todavía no es lo suficientemente valiente para decir su nombre, como mujer que vive con dolor crónico, como mujer que fue condicionada desde muy joven para escuchar lo que los hombres le decían que tenía que hacer, hoy he decidido tener yo el poder. Hoy soy yo quien lleva los pantalones", asegura Lady Gaga, de 32 años, que ayer recibió el premio Mujer del Año en Hollywood en una gala organizada por la revista Elle.

La cantante y actriz, cuyo nombre suena como candidato al Oscar tras su papel en ‘A Star is Born’, habló sin tapujos sobre su turbulento pasado y las secuelas que le acopañan en el presente tras sufrir una violación con 19 años. “Después de ser violada con 19 años, cambié para siempre. Me encerré en mi misma y no le dije nada a nadie. Yo misma evitaba el tema. Y siento vergüenza incluso hoy. Siento vergüenza por lo que me pasó. Todavía hay días en los que siento que fue mi culpa. Después de compartir lo que me sucedió con hombres muy poderosos en esta industria, nadie me ayudó”, confiesa Lady Gaga.

Diagnóstico

Y entonces comenzaron los problemas, las secuelas que le acompañan hasta hoy con las que ha tenido que aprender a convivir. “Me escondí durante mucho tiempo hasta que empecé a sentir dolor físico. Luego tuve que ir al médico porque no sabía lo que me ocurría. Y me diagnosticaron trastorno de estrés postraumático y fibromialgia, que mucha gente no cree que sea real. Pero os diré lo que es: es un ciclón de dolor inducido por el estrés” indica la cantante, que se ha comprometido con el representante de artistas Christian Carino (49 años).

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Secuelas físcas y mentales

“Depresión, ansiedad, trastornos de la alimentación, traumas: estos son sólo algunos ejemplos de lo que conduce a este tornado de dolor”, explica Lady Gaga, que hoy en día sigue lidiando con los efectos devastadores de la violación que sufrió. “Tengo la suerte de contar con los recursos para recibir ayuda y tratamiento, pero no es el caso de todo el mundo. Quiero que la salud mental se convierta en una prioridad global. No somos capaces de controlar todos los desafíos y tragedias que la vida nos presenta. Pero podemos trabajar juntos. Mi sueño personal es que haya un maestro o terapeuta experto en salud mental en todas las escuelas de esta nación y, con suerte, algún día en todo el mundo”, concluye.