Deporte y Vida

DOPAJE DE ESTADO

La pastilla azul que condenó a miles de deportistas de la RDA

Se cumplen 50 años del plan orquestado por las autoridades de la República Democrática Alemana (RDA) para dopar sistemáticamente a sus atletas con fines políticos y sin tener en cuenta su salud.

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as.com

El Gobierno de Angela Merkel ha anunciado que ampliará el plazo, hasta el 31 de diciembre de 2019, para que las víctimas de doping en la antigua República Democrática Alemana (RDA) puedan presentar la documentación necesaria para solicitar la ayuda a la que tienen derecho tras sufrir los estragos del plan orquestado por las autoridades de la RDA para dopar sistemáticamente a sus atletas con fines políticos y sin importar las consecuencias para su salud. Una ayuda financiera de 10.500 euros que se antoja insuficiente para reparar el daño causado. Una limosna.

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, Alemania y su capital, Berlín, quedaron bajo la influencia de los países vencedores. La zona occidental se la repartieron entre EEUU, Inglaterra y Francia, mientras que la zona oriental quedó bajo el yugo de la Unión Soviética. Tras el paso de unos pocos años, en 1949, surgiría la República Democrática Alemana, se construyó el muro en 1961, se acrecentó la diferencia entre ambos bloques y fue entonces cuando los lideres del nuevo país quisieron hacer del deporte una poderosa herramienta política.

El plan 14.25

Y es que el deporte jugaba un papel fundamental a la hora de representar al estado internacionalmente y se entendía como un arma arrojadiza en plena Guerra Fría. Las autoridades de la RDA, con Erick Honecker a la cabeza, pretendían demostrar que el socialismo era la mejor doctrina y jugaron a ser dioses sin importarles las consecuencias. Así nació el plan 14.25, un sistema por el que se creó un método para mejorar el rendimiento deportivo en el que cada actor jugaba su papel: la industria farmacéutica que suministraba las pastillas a los médicos, que a su vez las distribuían entre los entrenadores, y los entrenadores a los deportistas. Era una cadena perfectamente elaborada. La RDA estaba decidida a tener éxito en el deporte y para conseguirlo recurrió a la ciencia.

Así, entre 1968 y 1989 más de 15.000 deportistas fueron víctimas del dopaje de estado con el agravante de que ya desde niños se les suministraba 'sustancias de apoyo', como eran denominadas. No solo sufrína las consecuencias de un régimen militarizado de entrenamientos con jornadas de más de 10 horas, sino que además ante la escasez de frutas y verduras, justificaban la necesidad de administrar ‘complemnetos vitamínicos’.

Pastillas azules

Y entonces llegó la famosa pastilla azul fruto del trabajo de 2.000 científicos durante una década. El esteroide con sello de la RDA que se convirtió en el secreto mejor guardado, y protegido por las amenazas de la STASi, tras el telón de acero. El Oral Turinabol, fabricado por Jenapharm, estaba compuesto por hormonas sexuales masculinas que desarrollaban la musculatura, aumentaban la potencia e incrementaban la agresividad.

El Oral Turinabol estaba compuesto por hormonas sexuales masculinas.

Unas pastillas azules que facilitaban un aumento considerable de la fuerza, pero que también provocaban cáncer, problemas en los huesos, trastornos alimenticios, infecciones en los ovarios, esterilidad, abortos y depresión entre otros efectos secundarios en los que, por supuesto, nadie reparó. Y que, además, tuvieron consecuencias en la descendencia ya que nacieron niños con malformaciones o problemas de cegeuera. El fin justificaba los medios y la RDA, de 17 millones de habitantes, se convirtió en una verdadera potencia mundial que logró 403 medallas (151 de oro) en los Juegos Olímpicos comprendidos entre Munich 72 y Seúl 88.

Para que nos hagamos una idea de las dimensiones del problema, Ben Jonhson podía consumir al año unos 900 mg de testosterona en un año. A las mujeres de la RDA se les suministraba entre 2000 mg y 3000 mg en el mismo periodo de tiempo. Cantidades excepcionales que dieron lugar a casos excepcionales como el de Andreas Krieger.

De Heidi Krieger a Andreas Krieger

Víctima del administración masiva de Oral Turinabol desde los 15 años, le llegaron a suministrar en en un año 2500 mg de hormonas masculinas, esta lanzadora de peso, cuyo mayor logro fue una medalla de oro en unos Europeos, vivió una situación extrema que le llevó a cambiar de sexo.

“Las hormonas jugaron un efecto importante sobre mi equilibrio emocional. Lo que me llevó a no entender mi cuerpo. Pensé en suicidarme porque no quería vivir así. Si no les gustaba a los hombres ni ellos a mi, si me atraían las mujeres pero no me consideraba lesbiana, entonces algo no funciona”, aseguraba Andreas Krieger a las cámaras de ‘Informe Robinson’ en un fantástico reportaje emitido en 2015.

En el año 2000, los responsables de semejante dislate se sentaron en el banquillo de los acusados gracias a la denuncia de 200 deportistas, que fueron indemnizados con 10.000 euros del estado y otros 10.000 de Jernapharm. Pero los culpables nunca ingresaron en prisión.