La mente es clave en todas las facetas de la vida, y más en el deporte hoy en día. Sin una mente fuerte, Alejandro Valverde no hubiera sido campeón del mundo tras romperse la pierna y haber cumplido los 38 años. Y lo logró. Sin una mente fuerte, preparada para todo, Rafa Nadal no habría logrado jugar y ganar ante sus rivales estando varios sets abajo. Por eso queremos aprender a meditar, a saber cómo se hace, y cómo podemos aprovecharnos de los beneficios del mindfulness.

Entrevistamos para Deporte y Vida a Pilar Paradinas, experta en mindfulness quien nos da las claves no sólo para la vuelta al trabajo, el adiós de las vacaciones, el regreso a la Universidad, sino también nos enfoca para el otoño (una estación de transición) y, sobre todo, para los deportistas.

Los deportistas de primer nivel necesitan focalizarse, la mente es tan importante como el juego en ocasiones, ¿cómo pueden aprender a practicar mindfulness?

Se aprende en programas basados en mindfuness por instructores cualificados. La base de la validez de un instructor facilitador es su propia práctica personal. ¡Pero la práctica meditativa es universal y está en muchas tradiciones! Con los programas basados en mindfulness no se ha inventado nada. Simplemente se le ha dado una forma de aplicación en distintos contextos en occidente. Permitiendo después mediante las investigaciones constatar la eficacia de los mismo.

¿El mindfulness es para el día a día o más para momentos puntuales, ¿grandes finales, partidos importantes, torneos..?

El mindfulness es un estilo de vida que nos permite desenvolvernos mejor ante aquello que nos aflije, los retos que se nos presentan y disfrutar más de todas las pequeñas cosas que nos rodean.

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¿Cómo se aprende a meditar?

La meditación mindfulness es un entrenamiento de la atención focalizada. Como todo entrenamiento requiere de un compromiso, intencionalidad y determinación o autodisciplina para conseguir resultados. Esto da paso a un estilo de vida. Nos permite conectar con nuestro cuerpo reconociendo nuestras sensaciones corporales tal y como se manifiestan permaneciendo con ellas sin rechazo ni apego. Aprendemos a trabajar con el dolor y nuestras limitaciones reconociendo cuándo debemos parar.

Percibimos las experiencias en un contexto más amplio. De este modo podremos advertir las relaciones que se dan y conectarlas de una forma de la que antes no éramos conscientes. Esto nos permite ver más claramente nuestra situación y tomar decisiones sin quedarnos atrapados en nuestras reacciones automáticas y patrones de conducta. Librándonos de nuestros esquemas emocionales inconscientes que influyen negativamente en nuestro propio desarrollo. Comenzamos a actuar en vez de reaccionar.

En unos días llega el cambio horario y también nos afecta, ¿hay que prepararse de alguna manera?

El cambio de horario nos afecta pero una hora no creo que sea tanto. Desde mi punto de vista, restar tiempo al periodo de sueño es un gran error y lo grave es que se educa a los hijos en esa línea. Simplemente tenemos que paulatinamente reorganizar nuestros tiempos de descanso y comidas. Yo llevo 34 años trabajando en un hospital con cambios de horarios diurnos y nocturnos en jornadas largas. Eso sí que es un verdadero quebranto en mi calidad de vida, y como en la mía, en otras muchas profesiones.

En mi está buscar aquellas actividades que me regulen minimizando en la medida de lo posible su impacto en mi salud física y psíquica. La meditación, el yoga y la montaña son mis aliados. El lujo de mis vacaciones es que puedo organizar mi día con las primeras luces de la mañana. Despertarme así un día tras otro me llena de energía y buen humor.

Muchas personas afirman que sin sol es como les falta la energía, ¿podemos aprender a mentalizarnos también?

La luz natural es fundamental para la salud, el bienestar y la calidad de vida. Pero la gente tiende, o al menos en mi entorno, a prolongar el día de noche y no son muy madrugadores salvo que tengan que ir a trabajar. De ahí la importancia de hacer actividades al aire libre.

¿Cómo podemos afrontar la vuelta de vacaciones, la vuelta al trabajo, colegio, universidad... sin ponernos tristes?

Un año más las vacaciones terminan reanudando nuestras actividades con un cierto sentimiento de desánimo. A veces pensamos que es porque dejamos atrás la libertad de nuestros días, la vida al aire libre, los encuentros con amigos y familia, nuestros viajes… pero también podemos creer que es debido a que no hemos sabido disfrutar como debiéramos y comenzamos un nuevo curso cansados, nerviosos, sintiendo ya el peso de la exigencia interna y externa.

¡Otra vez aquí! El tráfico, los horarios, los proyectos, los exámenes, los hijos, etc… y cuando nos queremos dar cuenta ya estamos metidos de lleno en este modelo de vida “multitarea” y conectados en todo momento. Intentando cuadrar en esta vorágine nuestro tiempo para el deporte, el ocio, la vida al aire libre, los amigos, la familia..

Se supone que las vacaciones deberían prepararnos para comenzar con optimismo, descansados, con ideas renovadas. Y en vez de sentir un subidón hay un velo de tristeza que nos envuelve a veces paralizándonos, cambiando nuestro humor. Y si os digo que nuestro cerebro lo que está haciendo es percibir amenazas en todos los estímulos, que no le da tiempo a adaptarse y se agota sin que ni si quiera nos demos cuenta de ello. Un agotamiento físico y psíquico.

La vuelta de las vacaciones es momento de cambios y estos a veces los percibimos como amenazas en nuestro bienestar y los recursos internos no encuentran su equilibrio y hasta el acontecimiento más nimio puede provocar en nosotros una reacción desproporcionada porque nos sentimos ansiosos y vulnerables.

¿Qué podemos hacer? Podemos desarrollar recursos internos que nos ayuden a enfrentarnos a las experiencias que inevitablemente se nos presentan en la vida y que nos permitan ver y gestionar las situaciones de múltiples formas. Contribuye a ello el dedicar un tiempo al día a la práctica de la meditación mindfulness y acompañarlo del cultivo deliberado del mismo en la vida cotidiana.

Pero el primer paso es darnos cuenta, entender por lo que estamos pasando momento a momento.

¿El mindfulness nos puede servir para afrontar situaciones complejas como cambiar de trabajo, de pareja, de carrera en los estudiantes?

Sentarse a meditar antes de una situación que demanda mucho de nosotros cambia totalmente cómo nos relacionamos con ella, el coste físico y emocional e influye en el resultado. Llegar a asumir esta afirmación por propia experiencia requiere confianza, paciencia y aceptación del propio proceso personal en la práctica de mindfulness.