La vuelta a la rutina nos lleva a volver al gimnasio, a los hábitos saludables, a cuidar y vigilar más la dieta… pero volver al trabajo tiene también consecuencias muy negativas para nuestra salud: y es que vuelve el estrés.

Y cuando hay estrés todo se altera. El cuerpo reclama azúcar, comidas basura, necesita esa recompensa al día que ha sido malo, o nos ha tenido en tensión. Total, qué puede pasar… Pues pasa, y es que aunque estés yendo al gimnasio, realizando mayor desgaste, sino descansas bien, no pierdes peso.

Por qué si no descansas no pierdes peso

Por el estrés. Los nervios, la tensión, la responsabilidad… no te dejan descansar, y eso te lleva a incluso cuando estés durmiendo el descanso no sea bueno. Pregunta a tu pareja si tiemblas cuando se supone que estás dormido. Si rechinas los dientes, si te desvelas todo el tiempo… No estás teniendo un sueño de calidad, por eso aunque hagas ejercicio, no descansas.

El insomnio afecta a la producción de las hormonas leptina y grelina que actúan regulando las sensaciones de hambre y de la saciedad. Si hay falta de sueño se su producción, las sensaciones cambian, y pueden llevarnos a comer más, y peor. Es un círculo vicioso del que necesitarás tal vez ayuda para ordenar tu organismo.

Intenta hacer ejercicio tras el trabajo si estás en esta situación, una manera de descargar energía, negatividad, llegar a casa con otro ánimo, y con el cuerpo cansado. Comerás más sano, ya que tu cuerpo y tu mente buscarán también la recompensa, y podrás dormir mejor ya que el agotamiento físico también está ahí.