Hablar de la depresión es algo positivo si tenemos en cuenta que es un estado transitorio. Que con mucho trabajo y ayuda se puede conseguir superar la situación. Hemos leído y escuchado a Edurne Pasabán hablar de un ocho mil oculto, la depresión. Cómo Andrés Iniesta contó hace apenas unas semanas cómo se sintió tras el fallecimiento de Dani Jarque y sufrir varias lesiones seguidas “te sientes vacío, sin ilusiones…”

Hoy es Pau Gasol quien en su columna en el diario Expansión habla sobre la salud mental de los jugadores de élite, en todos los deportes, y la excesiva presión que sufren y padecen y que muchas veces no se entiende.

“Está claro que los deportistas profesionales somos muy afortunados por poder dedicarnos a nuestra pasión y disfrutar de unas condiciones privilegiadas. Y sé que este tema quizá no sea comprensible para muchas personas, pero la competición también nos exige un alto nivel de sacrificio, esfuerzo y estrés que, si no lo gestionamos de manera correcta, pueden mermar nuestra salud mental”.

Situaciones como esta la han vivido figuras como Kevin Love, DeMar DeRozan, o incluso Antoine Griezmann en su reciente vídeo donde confirmó que se quedaba en el Atlético de Madrid fue tildado de niño caprichoso sin atender a su estado de lucha interna. ¿Eran lágrimas reales? ¿Son menos sinceras por surgir en un avión privado?

Si un deportista de primer nivel confiesa no sentirse bien en seguida se le recuerda que trabaja 2 horas al día, que cobra una millonada y que muchos querrían ser como él. Pero, ¿y si él ya no quiere? ¿Y si es tal la presión que no puede salir de ese círculo y de todas las personas que dependen de su trabajo?

Pau Gasol lo tiene claro, y aboga por programas específicos en cada deporte para gestionar la presión, el estrés, el eco mediático, el desgaste mental… “Creo firmemente que cada entidad, federación o comité debe establecer programas que ayuden a la concienciación social sobre la importancia del bienestar psicológico. Soy consciente de que muchos organismos deportivos están trabajando en esta dirección desde hace varios años, pero aún nos queda mucho camino por recorrer. No podemos permitir que la salud mental sea el último tabú en el deporte profesional, ni en la sociedad en general”.