La iniciativa parte del chef Jamie Oliver y de Jeremy Hunt, político británico. Cada vez más el papel de estas bebidas con grandes cantidades de azúcar se está poniendo en entredicho por el peligro para la salud que conllevan. Por eso cobra especial importancia proteger a los niños hasta los 16 años que están en pleno desarrollo.

La campaña se está llevando a cabo en diferentes institutos, colegios, e internet, y se llama #NotForChildren, pretende equiparar el alcohol y el tabaco con las bebidas energéticas para que los menos de 16 años no tengan acceso, no puedan comprar y las tiendas no puedan vender estos productos.

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Entre los principales motivos para intentar que esta prohibición sea real, es la cantidad de azúcar por bebida: una bebida energética típica contiene 27,5 g de azúcar totales en una lata de 250 ml, lo que equivale a casi siete cucharadas o más de azúcar. Muchísimo más del consumo recomendado para un menos de entre 7 y 10 años.

Entre los perjuicios que estas bebidas tienen para los niños están:

-la obesidad-la falta de concentración en el colegio

-el excesivo nivel de azúcar por bebida

-la dependencia a tomar más y más

-las caries que puede ocasiones

-las posibles enfermedades de las encías

-no mejora el rendimiento deportivo

-no mejora el estudio-problemas estomacales

-malas digestiones-falsear el hambre

-la excitación, perjudicial para la salud