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El embutido está bueno, pero puede ser malo para el corazón

Pese a que comer embutido en España es algo muy normal, un estudio que se publicó en 2014 lo relaciona con mayores posibilidades de sufrir insuficiencia cardíaca.

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El embutido está muy bueno, pero puede ser malo para tu corazón
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A casi todo el mundo le gusta comer embutido, y es muy raro no verlo en las cocinas de casi toda España. Cuando hacemos la compra semanal en el supermercado, siempre le dedicamos un porcentaje de nuestro dinero. Es sencillo: en la gran mayoría de ocasiones no hay que cocinarlo, y todos podemos añadirlo a un poco de pan para tener una merienda, llevárnoslo a media mañana al trabajo o incluso picotear algo por la noche.

Sin embargo, tenemos que prestar atención a la cantidad total de embutido que comemos y no pasarnos. El por qué es un estudio que se publicó en 2014 en la revista Circulation: Heart Failure. En él se desvela la relación entre comerlo mucho (y a diario) y el riesgo de sufrir insuficiencia cardíaca.

Para la investigación, se examinó a 37.035 hombres de entre 45 y 79 años de edad sin antecedentes de insuficiencia cardiaca, cardiopatía isquémica o cáncer. Se les hizo un seguimiento de 11,8 años tras completar una encuesta sobre su consumo de carne procesada centrados en el consumo de salchichas, embutidos, morcilla y paté de hígado en el último año, y en relación a la carne sin procesar, centrados en la carne de cerdo y de ternera, incluyendo la hamburguesa o la carne picada. Al término del estudio se registraron 2.891 incidencias relacionadas con el corazón y fallecieron 266 participantes.

Determinaron, tras los resultados del estudio, que aquellos que comieron más embutidos en forma de carne roja procesada (75 gramos al día o más) tenían un 28% más de riesgo de padecer insuficiencia cardíaca a lo largo de su vida, en comparación con aquellos que solo consumían un máximo de 25 gramos diarios.

Según la principal autora del estudio, Alicja Wolk, “la carne roja procesada contiene comúnmente sodio, nitratos, fosfatos y otros aditivos alimentarios, y las carnes ahumadas y asadas también poseen hidrocarburos aromáticos policíclicos, que pueden contribuir a un mayor riesgo de insuficiencia cardiaca. La carne sin procesar está libre de aditivos alimentarios y, por lo general tiene menor cantidad de sodio”.