Apuntarse al gimnasio siempre es una decisión complicada. No nos apetece movernos, en realidad estamos mejor tirados en el sofá viendo una película, pero sabemos que tenemos que cambiar nuestro estilo de vida si no queremos que las lorzas empiecen a ganar terreno en nuestro cuerpo. Si ya has decidido que te vas a apuntar, te contamos las cosas que nadie te había dicho antes de entrar y cambiar tu vida de forma definitiva.

Habrá gente muy fuerte (y que grita mucho)

Cuando entres en el gimnasio, te darás cuenta de que no todo el mundo está musculado. Habrá muchas personas como tú, cuya única misión es mantenerse en forma y quemar la grasa sobrante, pero siempre te encontrarás con los típicos forzudos que agonizan a cada repetición que hacen en las máquinas. No te asustes, ya que en los gimnasios siempre te encontrarás al típico que grita como un animal cuando termina el ejercicio.

Conocerás a personas y nunca sabrás su nombre

Si vas a un horario fijo, seguramente hagas migas con algunas personas, aunque sea por el mero hecho de verlas todos los días. Recuerda que algunas te dirán su nombre el primer día, pero lo olvidarás fácilmente. Incluso las personas más simpáticas del gimnasio te dirán de quedar algún día, pero todo quedará en palabras y nunca llegaréis a socializar más allá del templo del ejercicio físico.

Un desconocido se acercará a corregirte

Cuando llegues a una máquina, la que sea, y te pongas a hacer el ejercicio, siempre vendrá el típico iluminado a tratar de corregirte. Procura fijarte en si está en buena forma, ya que en ese caso puede que sus consejos te vengan bien. Por el contrario, siempre será mejor que consultes al responsable de la sala o al entrenador de turno para que te enseñe bien a hacer tu entrenamiento.

Ten paciencia con los ocupa-máquinas

Sí, es probable que te toque esperar de vez en cuando. Hay muchas personas que dejan su toalla en la máquina, se ponen a mandar whatsapps o a consultar sus redes sociales entre serie y serie y no permitirán que te acerques a quitarles su sitio. Siempre podrás acercarte de forma educada y pedirles permiso para hacer tu ejercicio.

El exhibicionista del vestuario

Hay gente que no tiene ninguna prisa y se pone a charlar animadamente sobre todo tipo de temas con otras personas mientras está desnudo en el vestuario. Sí, los hay que no tienen ninguna vergüenza mientras tú tratas de taparte entero con la toalla antes de entrar a la ducha. Puede que hasta tengas una conversación interesante con uno de esos desconocidos que ves en el gimnasio.

La higiene de algunos deja mucho que desear

No te preocupes si te estás ejercitando y pasa delante de ti alguien cuyo olor corporal es bastante fuerte. La gente no siempre respeta las reglas de la higiene personal, y aunque el gimnasio es un lugar donde vas a hacer ejercicio físico y sudar, hay gente que parece que no ha tocado una ducha en muchos días o no tiene dinero suficiente para comprarse un buen desodorante.