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Un hombre enterrado en la nieve, salvado de milagro

Un snowboarder cae en un "tree well" en Mt. Baker y pasa de ser el más desafortunado al más afortunado del mundo en cuestión de segundos.

Francis Zuber, con una pala, saca nieve de un tree well para desenterrar a Ian Steger, en Mt Baker (Washington, Estados Unidos) en marzo del 2023.
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El mes de marzo ha sido histórico en cuanto a nevadas en América del Norte. De hecho, se han batido récords de acumulación de nieve. En este contexto, las avalanchas son un amenaza para esquiadores y snowboarders, pero no son el único peligro. Los "tree well", una zona alrededor del tronco de un árbol con ramas bajas bajas y grandes en el que se ha hecho un hueco porque no llegaba la nieve, generan el 20% de las muertes de esquiadores en el continente.

En uno de estos agujeros quedó enterrado Ian Steger, un snowboarder local de Mt. Baker (Wahsington, EEUU) durante un día de nieve polvo. "Algo me hizo controlar la velocidad y antes de darme cuenta estaba boca abajo, enterrado", explica a medios especializados, y añade que "la complacencia es real, he pasado por esa zona cientos de veces y nunca ha sido un lugar en el que considerara que había peligro".

Lo puede explicar porque tras quedar enterrado, un esquiador -Francis Zuber- pasó justo por donde estaba y vio la tabla saliendo por encima de la nieve. No se sabe cuánto rato llevaba. Sí se sabe que fueron entre 3 minutos (que es lo que tarda el esquiador entre que le ve y le despeja las vías respiratorias) y 15, que es el tiempo que se tarda en asfixiarse cuando alguien queda sumergido boca abajo entre la nieve. El vídeo del rescate es extremadamente intenso. Seguramente el más intenso jamás registrado de un rescate en un tree well:

En el titular se califica de "milagro" el rescate, pero por la casualidad de que el esquiador pase justo por allí antes de que el snowboarder pueda asfixiarse. Una vez se encuentran no hay nada de milagroso, sino de prevención y actuar correctamente por parte de Zuber. No solo porque sabe perfectamente lo que hay que hacer, sino porque lleva el equipamiento para hacerlo y no pierde la calma en ningún momento. Y consigue que Steger pase de sentirse el más desafortunado -sus amigos iban delante y su radio estaba fuera de alcance- al más afortunado del mundo -por en cuestión de segundos.