SURF

Muere Pedro Martins de Lima

Fallece a los 92 años el “padre” del surf portugués y pionero en Portugal de otras actividades tan diversas como el buceo entre tiburones o el jazz.

@pedromartinsdelima

La Federación Portuguesa de Surf ha comunicado a través de las redes sociales la muerte de Pedro Martins de Lima: “Tenemos que lamentar la pérdida de uno de los grandes. Pionero de gran coraje y visión. Está considerado de manera unánime como el primer portugués que se deslizó por las olas, nuestro primer Surfista, con mayúscula. Nos deja a los 92 años para surfear nuevas olas. En la memoria queda su carácter encantador y su generosidad. Un gran aloha, Pedro. ¡Hasta siempre!”

Pedro nació en Lisboa el 14 de septiembre del 1930 en una familia de jinetes de competición. A los 5 años ya se había iniciado en el deporte, llegando a probar en su infancia la vela, el boxeo, el esquí, el rugby, el hockey y el jiu-jitsu; enamorándose posteriormente de la pesca y la fotografía submarina, el surf, el bodyboard o incluso, ya con 50 años, aprendiendo windsurf y kitesurf.

Aunque en campos como el buceo llegó a compartir aventuras con Jean-Jacques Cousteau entre tiburones y en otros como el jazz fundó el Hot Club de Portugal, lo cierto es que su principal legado es haber sido el "padre" del surf portugués (y abuelo del bodyboard). Lo descubrió en 1945, en las Azores, por una foto de Duke Kanahamoku surfeando en Hawái -con una tabla de 5 metros y 50 kilos- que tenían los oficiales americanos (II Guerra Mundial). Como él no tenía con qué hacerse la tabla, empezó con el bodysurfing con un par de aletas a las que sí tenía acceso, aunque no tardaría en construirse su primera tabla de madera. Así, en los 50s estuvo unos cuantos años (dicen que casi una década) surfeando solo por algunas de las olas más famosas de Portugal.

Escribe Pedro Quadros -amigo suyo desde hace 15 años- en SurfTotal que “como surfista es un orgullo que fuera el primero, porque siempre dignificó el surf”. En este sentido, explica que “siempre sonriente, dispuesto, cuidadoso y educado en el trato, nos dejaba a todos encantados con sus historias”. Como aquella vez en los 60s que “en un día de olas grandes en el puerto pesquero de Ericeira, dio una voltereta con la tabla, le golpeó en la nariz, se la rompió y le dislocó el hueso. Contaba que en el momento del golpe perdió el conocimiento brevemente, luego lo recobró y se fue por sus propios medios con aquellas tablas pesadas de la época. No fue al médico hasta unos días después”. DEP.

Lo más visto

Más noticias