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El equilibrio entre la pericia y la ambición

Llegó la velocidad y, con ella, las caídas. Durante los primeros días, las fuerzas están intactas. Todo el mundo quiere ganar y se siente preparado. Eso significa tensión. Eso significa riesgo. Cuando vas en bici, el peligro se esconde. Ayer, tomó forma de recta, primero, y de curva, después. Nunca sabes dónde está. En Tarragona, varios nombres importantes no lo pudieron esquivar. Entre ellos, Wilco Kelderman, uno de los ángeles de la guarda del todopoderoso Jumbo. Nadie está a salvo en ninguna etapa. Y los golpes siempre duelen más al día siguiente.

El líder, Evenepoel, con su herida en la ceja, lo sabe. Antes de salir, remarcó la importancia de llegar bien situado a la parte final. Lo consiguió, como todos los favoritos. Crucemos los dedos para hoy, en una jornada similar a la de ayer. Y muy distinta a la de mañana, con el final en alto de Javalambre. Dos guerras distintas, pero hay trampas en todas. Y hay que estar atento a todas, porque pueden ser igual de letales, con el miedo como otro de los enemigos. La ambición, la que tuvo Remco el martes, es una forma de protegerse. Y la pericia, la que tuvo ayer, también es necesaria.