‘Guerra política’ en La Vuelta
Los partidos echan un pulso dialéctico a cuenta de las protestas a favor de la causa Palestina durante la ronda española.


Se dice que el deporte no debería ser política, pero siempre lo ha sido y lo será, en tanto que hoy por hoy es una de las industrias más potentes del mundo y uno de los mayores receptores tanto de políticas como de dinero público en los países desarrollados. La última disciplina en convertirse en arena para el enfrentamiento dialéctico entre ideologías (y lo que no es dialéctico, como muestran las imágenes que recorrieron el mundo este domingo) ha sido el ciclismo, y concretamente la Vuelta a España, escogida como escenario de reivindicación por aquellos que defienden en este país la causa de Palestina, aquellos que no quieren tragar más con lo que la mayoría de la comunidad internacional considera un genocidio perpetrado por parte del estado de Israel, en un conflicto que ya ha dejado más de 64.000 palestinos muertos y más de 160.000 heridos.
A rebufo del sentir de una parte de la población han aparecido los partidos, que en las últimas horas han cruzado declaraciones poniendo de manifiesto su postura ante lo que con el paso de los días fue derivando: de un movimiento pacífico a un paraguas para ciertos arrebatos de violencia que causaron daños materiales y físicos, incluidas caídas de corredores como Javier Romo, quien tuvo que retirarse en la 16ª etapa a consecuencia de las heridas sufridas en la jornada anterior, cuando el intento de un manifestante de bloquear el paso de la carrera terminó con sus huesos en el asfalto.
Las reflexiones han llegado de todas partes del espectro político. Empezando por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que mostró su apoyo a las manifestaciones al tiempo que condenaba cualquier tipo de violencia. Sánchez afirmó que siente “una profunda admiración y respeto” por una sociedad civil española “que se moviliza contra la injusticia” y defiende su idea “de forma pacífica”, y reivindicó el veto a Israel en las competiciones deportivas: “Nuestra posición es clara y rotunda, hasta que no cese la barbarie, ni Rusia ni Israel deben estar en ninguna competición internacional más”. En la misma línea se pronunció la ministra del ramo, Pilar Alegría, quien subrayó que el deporte “no puede ser una isla ajena a lo que pasa en el mundo”. Alegría pidió no confundir “los gestos violentos de cuatro o cinco” con quienes ”se han manifestado pacíficamente”, y quiso apoyar también con su “respeto y reconocimiento” a los 22 policías heridos este domingo en los disturbios, que dejaron dos detenidos.
Ante estas declaraciones, la Unión Ciclista Internacional emitió este lunes un comunicado (se puede leer íntegro aquí) en el que critica la postura gubernamental, aduciendo que se han respaldado acciones “realizadas en el marco de una competición deportiva que pueden obstaculizar su buen desarrollo y que, en algunos casos, hayan expresado su admiración hacia los manifestantes”. “Esta postura contradice totalmente los valores olímpicos de unión, respeto mutuo y paz. Además, pone en tela de juicio la capacidad de España para acoger grandes eventos deportivos internacionales garantizando su buen desarrollo en condiciones de seguridad y de conformidad con los principios de la Carta Olímpica”, añade el organismo.

En sentido contrario se posicionó el líder del PP y de la oposición, Alberto Núnez Feijoo, quien acusó a Sánchez de espolear a los manifestantes, a los que tildó de “kale borroka” y “terroristas”. Más allá fue la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien considera que se dio una imagen de “Sarajevo en guerra” y de una urbe en la que “se persigue a los judíos”. "Un deportista no es culpable de su gobierno, ni un artista, ni un empresario, sino por ejemplo Alcaraz no podría ir por el mundo. Imagínate si cada vez que nuestros deportistas tienen que pedir perdón por el mundo por tener este Gobierno, si empezáramos a boicotear el deporte, y todos los demás como lo están haciendo con la universidad, con tantas cosas, nos llevarían a los peores episodios del siglo XX, contra los judíos, contra Israel, pero también contra Occidente, y contra el Estado", clamó. “Si no es un delito de odio contra un grupo étnico, contra una religión, contra una serie de personas determinadas, que venga Dios y lo vea”, apuntó hacia la Fiscalía de Delitos de Odio.
Yolanda Díaz, máxima dirigente de Sumar y vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo en el Gobierno, estuvo en la misma línea que el partido mayoritario de la coalición. “Israel no puede participar en Eurovisión ni en ningún espacio con normalidad mientras se está perpetrando un genocidio en Palestina. Mientras Feijóo y Abascal se alinean con Netanyahu, la sociedad civil se coloca del lado de Palestina y los derechos humanos”, cargó Díaz, que considera la movilización “un ejemplo de dignidad aquí (por España) y en todo el mundo".
Otras personalidades con un perfil menor también mostraron su opinión, caso del presidente de Asturias, terreno fértil para La Vuelta, Adrián Barbón. El mandatario del PSOE, que tuvo que lidiar en su territorio con algunas de las protestas, pidió no culpar a La Vuelta de lo ocurrido (la organización como tal no tiene potestad para decidir sobre la participación del Israel, que tenía plaza en virtud de un ranking internacional gestionado por la UCI, que sí tiene autoridad para expulsar a un equipo pero que, en este tipo de asuntos, como la mayoría de federaciones internacionales, se mueve en función de las directrices del Comité Olímpico Internacional). “Mi posición siempre ha sido que toda movilización pacífica goza del reconocimiento del conjunto de la sociedad”, expuso Barbón, para concluir tildando de “genocidio” lo que ocurre en Gaza y pidiendo acción a la comunidad internacional ante el Gobierno de Israel, “no contra el pueblo israelí”.
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